A partir del 7 de julio de 2024, todos los coches nuevos que se vendan en Europa, incluyendo también al Reino Unido, deberán estar equipados con limitadores de velocidad obligatorios, conocidos como Asistencia Inteligente de Velocidad (ISA, por sus siglas en inglés). Esta medida es parte de la normativa establecida por la Comisión Europea bajo el Reglamento General de Seguridad de Vehículos (Reglamento UE 2019/2144), cuyo objetivo es mejorar la seguridad vial y reducir los accidentes de tráfico.
El limitador de velocidad es una característica de seguridad diseñada para evitar que los vehículos excedan un límite de velocidad preestablecido. A diferencia del control de crucero, que mantiene una velocidad constante, un limitador de velocidad permite al conductor acelerar y desacelerar libremente, siempre y cuando no supere el límite establecido. Este sistema utiliza datos de GPS y las cámaras de reconocimiento del propio vehículo para leer las señales de tráfico y con ello, determinar la velocidad máxima permitida en cada área, ajustando la potencia del motor en consecuencia.
El sistema ISA está diseñado para trabajar en conjunto con el conductor y puede proporcionar cuatro tipos de retroalimentación:
Estos métodos permiten al conductor ser más conscientes de los límites de velocidad sin restringir completamente su capacidad de actuar. Incluso con el control de velocidad automático, el conductor puede superar temporalmente el límite presionando con más fuerza el acelerador. El sistema puede desactivarse en el momento de arrancar el coche, aunque no obstante, se reactivará cada vez que el vehículo sea encendido de nuevo.
La implementación de los limitadores de velocidad está destinada a reducir significativamente los accidentes de tráfico. Según el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC), esta medida podría disminuir las colisiones en un 30% y prevenir alrededor de 140,000 lesiones graves de tráfico hasta el 2038. La Comisión Europea aspira a conseguir el logro de eliminar por completo las muertes en las carreteras dentro de su territorio para el año 2050. Además también se apunta a que esta medida también conseguirá el objetivo adicional de reducir tanto el consumo de combustible, como las emisiones de gases a la atmósfera. Y eso sin olvidarnos de que presuntamente será responsable de una reducción en el número de multas o sanciones por conducción indebida.
Aunque los limitadores de velocidad suponen una clara ventaja en términos de seguridad al volante, también existen ciertas preocupaciones sobre su funcionamiento y aceptación por parte de los conductores. Algunos consideran que las advertencias constantes del sistema pueden ser molestas, mientras que otros temen posibles fallos en la tecnología, como el reconocimiento incorrecto de señales de tráfico debido a obstáculos o daños en las señales. A pesar de estos retos, la normativa permite desactivar temporalmente el limitador cuando encendemos el coche, aunque se reactivará automáticamente al arrancar el vehículo de nuevo.
Además de los limitadores de velocidad, la nueva normativa que entra en vigor en el mes de julio, y es obligatoria para todos los coches vendidos a partir de dicha fecha, incluye otros equipos de seguridad como:
Todos estos sistemas, siendo ya muchos de ellos estándar en numerosos modelos de automóviles ya disponibles, buscan maximizar la seguridad de los vehículos en las carreteras de todos los países de la Unión Europea.
La obligatoriedad de los limitadores de velocidad a partir de julio de 2024 marca un hito importante en términos de la seguridad vial europea. Este avance, junto con otros sistemas de seguridad obligatorios, busca reducir drásticamente los accidentes de tráfico y proteger la vida de los usuarios de las carreteras. Si bien existen desafíos en la implementación y aceptación de esta tecnología, los beneficios potenciales en términos de vidas salvadas y lesiones prevenidas resultan también absolutamente innegables.