Hoy se celebra el Día Mundial de las Redes Sociales. 5 mil millones de personas las utilizan en todo el mundo. El 60% de la población mundial. Y siguen en aumento. Nacieron con la promesa de comunicarnos con el resto del mundo pero su abuso ha provocado daños en la población más vulnerable. Niños y adolescentes sufren sus efectos nocivos: depresión, tristeza, aislamiento, trastornos alimenticios...Los psiquiatras urgen al Gobierno a aplicar lo antes posible el anteproyecto de ley, que fija en 16 los años de acceso a las redes y piden una herramienta eficaz para limitar el acceso a ellas. Uno de ellos es Manuel Faraco, psiquiatra de la clínica Adalmed de Madrid, que trata a cientos de jóvenes con problemas alimenticios. "El daño que está haciendo el uso de redes sociales es brutal. Provocan cuadros depresivos, esta comparación permanente con todo el planeta mediante fotografías y vídeos"... Rechaza por completo el "buenísmo" de los que pretenden "enseñar a usar las redes sociales". "Es como si intentáramos enseñar a los menores a consumir heroína sin que se enganchen...", afirma con rotundidad. "Cuanto más tarden en acceder, mejor". Está en contacto diario con decenas de jóvenes con trastornos alimentarios. "Cada vez que surge una tendencia extraña...nos damos cuenta de que viene de las redes sociales".
En su centro Aurora y Elena intentan superar sus trastornos alimentarios. Una de las prácticas habituales cuando comienzan es que unas revisan el móvil de las otras para filtrar contenidos peligrosos o imágenes distorsionadas de sí mismas. Hay chicos que llegan tan graves que tienen que quitarles las redes. "Les dan teléfonos sin acceso a redes, sólo para llamar". "A mí las redes me han hecho mucho daño", cuenta Aurora, que sufría bulimia. Comenzó en ellas a los 10 años. "Tu vida te parece aburridísima, te comparas con los demás... Yo veía vídeos de gente comiendo sin parar. ¿Por qué? Porque disfrutaba viéndoles comer ya que yo no podía...". Elena cuenta que quería ser como Barbie o como Kylie Jenner...Superdelgada...". Aurora recuerda que a los 14 años pidió de regalo de cumpleaños un balón gástrico para adelgazar. "¿Estaríais entonces dispuestas a dejar las redes sociales? Me miran muy serias. No, yo no estoy preparada, me sentiría una inadaptada social, una ameba".
Visitamos la Unidad de Adicciones puesta en marcha hace año y medio en el hospital Gregorio Marañón, conocido como centro Adcom de Madrid. Por aquí han pasado ya 1.200 jóvenes con adicciones a los videojuegos, al porno, a las apuestas, a las compras y a las redes sociales. Obtener una cita es muy fácil. Basta con entrar con su móvil en su propia tarjeta sanitaria y solicitar la cita https://citawebadcom.sanidadmadrid.org/Acceso/Servicio.aspx
Una vez en el hospital, rellenan un test con el que el servicio evalúa si realmente sufren una adicción. Ser adicto a las redes no sólo depende del número de horas que se usen sino de la dependencia de ellas. "¿Cuándo se pasa la línea roja? Cuando nuestra vida se ve afectada. Es decir, hay un fracaso escolar o laboral, cuando tengo problemas con la familia y en la salud física", afirma Francisco Ferre Navarrete, Jefe de Psiquiatría del hospital Gregorio Marañón. Incluso si nos damos cuenta de ello, no somos capaces de cambiar porque ya no somos libres.
Depresión, ansiedad, tristeza, aislamiento... Viven para las redes sociales, no quieren salir de casa. Y cada vez necesitan más dosis de redes para lograr ese engañoso bienestar. Otro de los efectos de este enganche es la "anestesia digital". "La anestesia digital es dejar de pensar. Ahora mismo la nueva depresión en la infancia ya no es irritabilidad, ya no es llorar, es dejar de pensar. Es la indiferencia, el famoso: me da igual todo", asegura Ignacio Civeira, psiquiatra infantil de la Unidad de Adicciones del hospital Gregorio Marañón.
Cuando estos chicos llegan aquí, ellos tratan de desconectarlos gradualmente.
Desconectar a un adicto a las redes sociales es complicado, sufren el síndrome de abstinencia, como si de una droga se tratara. Cuando les retiran el móvil o les reducen el tiempo el malestar es muy grande y pueden sufrir episodios violentos. Marisol Roncero, psiquiata de aultos de Adcom nos da algunos consejos. "Apagar el móvil por las noches, no dormir con él cerca, limitar la conexión a dos horas diarias y conectarse siempre en compañía de otros. Nunca solo", para no dejarse llevar.
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