Teniendo la posibilidad, cada vez es más habitual escuchar los audios y ver los vídeos a una velocidad mayor de la tradicional, a la que fueron creados. De este modo se puede ver una mayor cantidad de contenido en menos tiempo y ha llegado un punto en el que verlo a una velocidad normal puede llegar a resultar tedioso.
Esto, que parece una idea estupenda para esas personas que tienen un tiempo limitado para disfrutar de sus hobbies, establece varias cuestiones, siendo la primera de ellas y la más importante, las repercusiones que puede tener este speedwatching sobre la atención y el aprendizaje.
Muchos son los especialistas que se han parado a analizar este fenómeno, que cada vez es más frecuente entre los adultos jóvenes y adolescentes, y que les invita a ver los vídeos y escuchar los audios a una velocidad mayor de la real. La conclusión parece ser que esta manera de consumir contenidos tiene sus ventajas, pero también algunos inconvenientes que conviene tener en cuenta.
En general, se ha llegado a la conclusión de que se opta por esta manera de consumir, no tanto por una falta de tiempo, sino porque permite percibir una mayor cantidad de información en menos tiempo, lo que permite que esta sea mayor. El ritmo de vida cada vez más rápido y la posibilidad real que existe de poder visualizarlo de este modo se suman al fomo o miedo a perderse algo (en sus siglas en inglés). Además, esta estimulación rápida y permanente proporciona gratificación en el cerebro y no requiere tanto esfuerzo mental.
Lo que más preocupa de este fenómeno son los posibles riesgos y consecuencias, temiendo que esta forma de acercarse al contenido pueda afectar la capacidad de concentración y de aprendizaje, al estar acostumbrado a recibir la información de manera mucho más rápida. No obstante, estudios recientes no han corroborado esto.
De hecho, han confirmado que los adultos más jóvenes pueden emplear este sistema sin que suponga déficits significativos en su memoria, mientas que los más mayores sí que ven afectado su rendimiento. En algunos casos, esa velocidad acelerada incluso reducía las distracciones en jóvenes. No obstante, se desaconseja que esta sea la forma de acceder a contenidos de manera habitual.
"Ante tanto estímulo acelerado, el cerebro 'se aburre' y, si no recibe este tipo de estímulo a esa velocidad, se vuelve más pasivo, ya que no está acostumbrado a estar atento ni concentrado, sino exclusivamente a la recepción de estímulos. Fenómenos como el speedwatching hacen que nos volvamos más primitivos y solo actuamos ante el estímulo-respuesta sin procesamiento de la información", explica Sylvie Pérez, psicopedagoga y profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
El speedwatching debería, por tanto, realizarse solo en casos muy puntuales y no convertirse en la forma habitual de acceder a los contenidos, para asegurar la comprensión de los mensajes, pero también el disfrute de los contenidos.