El canon de belleza pasa hoy por un excesivo culto al cuerpo y un gusto por la extrema delgadez, lo que unido a la adolescencia y las redes sociales crea una combinación a veces de difícil manejo, según una guía de violencia estética en edad escolar, cuya autora alerta de cirugía plástica, bótox y postizos en menores.
Tras analizar la problemática derivada de esta estética del siglo XXI, reflejada en redes que emplean filtros modificadores de la imagen real, y los efectos en jóvenes de centros educativos, el anterior Gabinete de Convivencia Escolar e Igualdad de la delegación Territorial de Educación de la Junta de Andalucía en Málaga lanzó esta guía.
Propone actividades de clase para prevenir problemas sociales relacionados con la preocupación por la estética y la belleza que afectan a jóvenes, que llegan "en algunos casos a infravalorar y menospreciar" partes del cuerpo, "ocasionando desde un malestar significativo a una obsesión duradera o, en sus casos más extremos, trastornos como la anorexia o bulimia".
En el documento se precisa que la presión social sobre la imagen femenina hace que el 90 % de afectados aún sigan siendo mujeres, aunque el porcentaje de hombres, sobre todo jóvenes, ha aumentado.
Francisca Escorza elaboró, junto a Sergio Padial, esta guía didáctica para que el profesorado trabaje en el aula esta temática de la 'violencia estética' mediante talleres, y ha asegurado en una entrevista con EFE que este fenómeno lo sufren ahora también los niños, pero más las niñas.
"Los filtros que ponen en Instagram o en TikTok y el afán por parecerse a actrices, actores y futbolistas famosos está perjudicando un montón", considera esta docente, por lo que reclama concienciación, y advierte de que "en torno a los 15, 16 y 17 años las niñas ya utilizan bótox y rellenos labiales".
Ha recordado que en los últimos tiempos es significativo el aumento de menores que piden someterse a cirugías plástica y que acuden con el consentimiento de sus padres, ante lo que cree que "hay mucho que trabajar" a nivel psicológico. "No puedes pretender parecerte a un filtro", destaca.
Se ha referido al actual "culto a lo estético, a los filtros, a todo lo que es artificialidad, por parecerse a los 'influencers', a los 'tiktokers'" y plantea que "hay que luchar contra eso" porque puede derivar en problemas de salud mental, una situación que les alarmó y les llevó a preparar esta guía.
"Se produce una violencia porque son niñas menores de edad que tienen una obsesión por parecerse a personas que realmente no son así, porque lo que están utilizando son filtros. Eso está generando ansiedad, problemas a nivel escolar, es un tipo de violencia muy sutil", ha manifestado.
Escorza, que recientemente recibió uno de los premios 'Imparables Alfaguar contra la LGTBIfobia' por su labor en este otro campo, precisa que hay países que ya "han tomado cartas en el asunto", como Noruega, que "ha prohibido filtros a los 'instagramers'" por el problema que ocasiona, sobre todo en la adolescencia, mientras que Francia e Inglaterra adoptan medidas parecidas.
Ha aludido además a los problemas de ansiedad y situaciones perjudiciales para el autoconcepto (la percepción de uno mismo). "Hay un autoconcepto negativo en vez de positivo, no estar a gusto con tu apariencia adolescente, y eso repercute negativamente, sobre todo en la autoestima", detalla.
Aumentan los problemas, según señala, también en hombres "por esa invasión continuamente en las redes de modelos que no son reales", e incide en "la diferencia, la diversidad" y en que "cada persona es distinta", cuestión sobre la que apuesta por trabajar desde edad temprana, tanto en los hogares como en centros educativos.
"En cualquier instituto que vayas hay niñas con 12 o 13 años que tienen las pestañas postizas, vienen con uñas postizas, yo tengo en mi clase", ha indicado para preguntarse "¿dónde está la niñez?" e incidir: "Eres guapa por tus pestañas, no necesitas ponerte esas postizas".
Respecto a esas uñas no naturales, desde su experiencia en un instituto de Educación Secundaria (IES) en Torremolinos (Málaga), afirma que, a veces, "no pueden ni siquiera escribir con ellas", que un porcentaje elevado de chicas llevan ese tipo de postizos y que los costean sus padres, lo que le lleva a abogar por reflexionar al respecto.
Expone que en la adolescencia hay diversos problemas interrelacionados, que un menor con 8, 10 o 12 años no está preparado para asumir el acceso a información que permite un teléfono móvil y que en las familias muchas veces no hay conciencia de la peligrosidad del acceso a ese dispositivo en tales edades.
"Tienen acceso con 8 años a unos estímulos que no son reales, a pómulos que no son reales y a pestañas que tampoco lo son, y es por todos los lados. Entras en páginas que visitan las adolescentes y es eso continuamente, hay un estímulo que no es positivo", asegura.
Antes los varones estaban más ajenos al afán por la estética, ha añadido, pero ahora se ven con 15 años en gimnasios, donde "lo único que quieren es ponerse músculos, ponerse cachas", y sostiene que "no hacen deporte por la actividad deportiva, es por esta influencia continua del culto al cuerpo, de lo que ven en las redes".
En este sentido, indica que los trastornos de conducta alimentaria antes los sufrían las niñas, pero también hay en niños.
Francisca Escorza y Sergio Padial han realizado otras guías didácticas: 'Los peligros de las redes sociales en edad escolar' o 'El machismo ni en broma'.