Joana Sanz ha confirmado la idea de la defensa que defiende que Dani Alves iba muy bebido la noche en la que supuestamente agredió a una joven en la discoteca Sutton. La todavía esposa del futbolista ha ratificado que el jugador, acusado de violación, volvió a casa "muy borracho, oliendo a alcohol": "Se chocó contra el armario y cayó desplomado en la cama".
La esposa del futbolista afirma que no ha pedido "legalmente" el divorcio y, sobre por qué no habló con él tras su llegada aquella madrugada, ha señalado: "No valía la pena hablar con él tal como venía, pensé que era mejor dejarlo para el día siguiente".
Joana también ha señalado en el juicio: "En los WhatsApp le pregunté si iba a venir a cenar y me dijo que no. Más tarde, no lo recuerdo. El último WhatsApp fue como las 23:00 horas de la noche", sigue diciendo Joana Sanz. ¿Se enfadó con él porque quería salir con él y dijo que era una noche de chicos? le han preguntado: "Eso es mentira".
"El día después le pregunté. Se levantó súper tarde, no se levantaba. Le pregunté qué había pasado y dijo que había estado con amigos", y ha explicado que durante ese día habían hablado por whatsapp hasta las 23 horas, pero al final no cenaron juntos.
Antes de empezar su interrogatorio, el tribunal de la Audiencia de Barcelona que juzga el caso le ha recordado que por ser su esposa podía optar por no testificar, pero ha decidido hacerlo igualmente tras ser propuesta por la defensa de Alves.
Ha afirmado que ella estaba en Barcelona después de un viaje a Tenerife del que volvió con Alves el día anterior, y que habían acordado quedar juntos esa noche, pero al final no lo hicieron porque él se quedó con los amigos con los que había quedado para comer.
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