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Gabriela Reyes, la mujer dominicana y vecina del barrio de San Jorge de Pamplona que desapareció el pasado 7 de diciembre, sigue sin aparecer. Ha pasado más de un mes desde que se perdió su pista y su familia vive desesperada. La joven de 35 años debía estar preparando un viaje programado para el próximo mes de febrero a Santo Domingo, donde tenía pensado pasar tres meses junto a sus dos hijos, pero continúa en paradero desconocido.
Las autoridades mantienen todas las hipótesis abiertas, pero Mariel, su hermana, descarta por completo una desaparición voluntaria, según ha explicado a Informativos Telecinco: "Ella no haría eso. Es una buena madre y estaba muy ilusionada porque iba a reencontrarse con sus hijos tras un año sin verlos".
La investigación sobre la desaparición se encuentra bajo secreto de sumario, por lo que los agentes encargados del caso continúan trabajando. Mientras, Mariel, acompañada de otros familiares, amigos y efectivos de la Policía Nacional y del Grupo de Rescate Acuático de bomberos, ha llevado a cabo varias batidas de búsqueda por la ciudad y el río Arga, pero no han obtenido resultados por ahora. Del mismo modo, se han revisado cámaras de seguridad, se ha tomado declaración a posibles testigos y se han realizado interrogatorios.
Gabriela desapareció en la madrugada del pasado jueves 7 de diciembre tras salir de un bar de la calle del Doctor Juaristi de Pamplona sobre las 01:30 horas. La joven era conocida en la zona y aquel lugar ya lo había visitado en más ocasiones. Para Mariel "es incomprensible que nadie sepa o viera nada". Lo único que sabe es que su hermana, tras salir del establecimiento, se dirigía a casa de su novio, ubicada a unos 90 metros del local, y que este supuestamente se quedó dormido, como reiteró el individuo ante la Policía.
"Me parece raro. Es una persona que siempre salía a buscar a mi hermana, nunca la dejaba sola. Yo he comprobado que ella le hizo dos llamadas, él me lo mostró, pero dice que su celular estaba en silencio", precisa Mariel, que no sospecha de esta persona, pero admite que no le transmite confianza. Y es que también le sorprende que el novio de Gabriela dijera que ella le iba a llevar algo de cena, cuando salió del bar sin nada. Él mismo le comunicó a la familia que no tenía noticias de su pareja pasadas varias horas desde que se perdió su rastro.
Mariel, de 33 años y vecina también de Pamplona, asegura que su hermana no tiene problemas con nadie, que ella sepa. Su corazonada es que "la tienen secuestrada", porque los agentes le han indicado que se investiga "una desaparición, no un homicidio". Mantiene la esperanza de que Gabriela continúe con vida, pero los agentes barajan todos los escenarios. Mariel quiere saber cómo avanzan las indagaciones y pide estar más informada. Pregunta cada día por el caso y solo le indican que "están trabajando".
La hermana de Gabriela considera que el hallazgo de su bolso bajo un árbol del parque de la Biurdana, a unos 300 metros del bar y cerca de la orilla del río Arga, es un hecho ya alarmante. En su interior estaba su documentación y varias pertenencias, como maquillaje, pero faltaba el teléfono móvil, la tarjeta de crédito y las llaves de su domicilio. Los agentes han podido comprobar que la tarjeta de crédito fue utilizada por una persona que se la encontró, pero que no está relacionada con los hechos. Mariel mantiene contacto directo con su familia en República Dominicana y todos están "muy preocupados". "Es una situación muy difícil", reconoce la hermana de la mujer desaparecida.
Rosa Gabriela Reyes Chávez, la segunda de tres hermanos (Mariel es su hermana menor y tiene un hermano mayor), vivía en la localidad de Puerto Plata, en República Dominicana, donde trabajó en el sector de la ganadería. Hace ocho años, en busca de una mejor vida para ella y sus hijos -de 17 y 18 años-, se trasladó sola al barrio de San Jorge de Pamplona y se instaló en casa de una amiga suya, donde residía actualmente. Para ganar dinero, empezó a trabajar en el mundo de la hostelería y luego en otros sectores, pero ahora estaba sin empleo.
Nadie se explica cómo pudo desaparecer de una forma tan fugaz. Mariel, que está embarazada, ha tenido que recibir atención psicológica para afrontar esta situación tan complicada con la persona que más quiere. A pesar de ello, no piensa bajar los brazos en ningún momento. El próximo sábado 20 de enero llevará a cabo una nueva manifestación frente a la Plaza de Toros de Pamplona para que el caso "no caiga en el olvido". Pide la mayor asistencia posible al acto.
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