Los Mossos d'Esquadra siguen investigando la desaparición de Mónica de la Llana García, la mujer de Tarragona de 45 años que fue vista por última vez en un municipio de la provincia catalana el pasado 21 de julio. Los agentes creen que no es una desaparición voluntaria y tratan de esclarecer qué le pudo ocurrir, ya que su familia lleva meses pidiendo ayuda para encontrarla.
El rastro de Mónica se perdió en el municipio de La Morera de Montsant, donde residía su pareja, un hombre con el que llevaba varios meses de relación. Aquel 21 de julio, por la mañana, se apagó la señal del móvil de la mujer y no se presentó a una comida con una amiga. Su novio, el último que la vio con vida, ha declarado que la acompañó a una parada de autobuses de Cornulleda para que cogiera un autocar con destino a Reus, después de que se lo pidiera ella, y que no volvió a saber nada. La última llamada que realizó la desaparecida también fue a él, pero no hay indicios para incriminar al individuo.
La hermana de Mónica ya señaló hace meses que a su hermana, probablemente, la habían asesinado, aunque no apunta directamente a este hombre porque "no tiene pruebas". No obstante, ahora los Mossos apoyan la hipótesis de que no se trate de una desaparición voluntaria, después de casi siete meses. La relación que tenía, según los familiares de la mujer, era inestable: "Era bastante tormentosa. Se peleaban mucho y estaban todo el día discutiendo. Sé que ha habido algo de malos tratos", ha indicado María Jesús de la Llana, que asegura que la desaparición no es voluntaria, sino forzosa. "Creo que la han hecho algo", ha insistido este lunes.
Mónica, una madre soltera, sufre problemas de corazón y no consta que retirara sus medicamentos en ninguna farmacia durante todo este tiempo. Además, según han destacado varios informes, tampoco ha utilizado sus tarjetas bancarias, ni felicitó a su hijo por su cumpleaños, ni llamó a su madre el día que la operaron. Todo apunta a que le ocurrió algo. La familia pide poner todos los medios de los que se disponen para dar con su paradero. Y es que, según se ha revelado estos días, la mujer envió a un amigo vídeos de ella ensangrentada. En uno de los documentos habría indicado: "No me pegues más". Según esta fuente, le envió estas pruebas por si le pasaba algo.
El presidente de SOS Desaparecidos, Joaquín Amills, ya destacó en este medio que la desaparición era "muy inquietante". Desde el entorno de Mónica, una mujer que se crio en el municipio de Valls, también en Tarragona, aseguran que siempre fue muy independiente, por lo que podía tardar en responder unos días, no era extraño. Pero, a medida que avanzaba el tiempo y no les contestaba, se fijaron que tampoco publicaba nada en redes sociales, cuando siempre fue muy activa.
El paradero de la mujer sigue siendo un misterio. Según lo que apuntó su pareja, Mónica se tendría que haber subido a un autocar con destino a Reus. Sin embargo, los conductores de ese trayecto no recordaban haber visto a ninguna mujer con sus características, a lo que hay que sumar que no se presentó a una comida que había planeado con una amiga ese mismo 21 de julio. La denuncia por su desaparición se presentó el 10 de agosto, una vez tuvieron en claro sus familiares que pudo sucederle algo.