En el año más cálido en la Tierra desde que hay registros, habiendo superado ya (puntualmente) los 2 grados de calentamiento global, con los océanos registrando temperaturas nunca vistas desde hace meses, con la extensión de hielo de la Antártida cayendo en picado y, a la vez, las emisiones de combustibles fósiles batiendo nuevos récords… llega otra nueva Cumbre del Clima. Y ya van 28.
La COP28 empieza este jueves en Dubái, capital de Emiratos Árabes Unidos. Y llega rodeada de polémica. Porque hablar de cómo combatir la crisis climática en una de las principales potencias petrolíferas no deja de ser un contrasentido. Y que esta COP la presida el sultán Ahmed Al Jaber, ministro de Industria y CEO de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi es, cuando menos, contradictorio.
De hecho, acaba de trascender que Emiratos Árabes planeaba utilizar su papel como anfitrión en esta COP para cerrar acuerdos petrolíferos con al menos 15 gobiernos extranjeros, según ha desvelado la BBC. Varios de los documentos que han salido a la luz implican directamente, en esas reuniones, al sultán Al Jaber, siendo a la vez presidente de la COP28.
Pero sobre la mesa de los negociadores habrá más trabajo que nunca. Porque han de dar respuesta urgente a una crisis climática cuyos efectos son más graves y evidentes que nunca. ¿Cuáles son los objetivos de esta cumbre? ¿Cuáles serán los principales escollos en las negociaciones? ¿Qué expectativas tienen los científicos? Se lo explicamos.
La cumbre empieza este 30 de noviembre y se prolongará hasta el 12 de diciembre. Unas 70.000 personas participarán en ella. A los delegados de los 197 países se sumarán, durante esas dos semanas, decenas de líderes políticos, religiosos e indígenas, cientos de empresarios, científicos o periodistas de todo el mundo, entre otros.
Y, como en las anteriores cumbres del clima, los temas a abordar se dividen en varios bloques:
- Adaptación: cómo reducir los impactos que el cambio climático está teniendo ya, y seguirá teniendo, en nuestras vidas
- Mitigación: cómo reducir al máximo las emisiones contaminantes que provocan el calentamiento global
- Pérdidas y daños: cómo compensar a los países que más están sufriendo los impactos de la crisis climática, y ayudarles a adaptarse
- Financiación: quién paga todo eso y cómo
Los objetivos son muchos, en cada una de estas áreas, pero uno de los principales en esta COP28 es abandonar por fin el uso del carbón y avanzar en la eliminación de los combustibles fósiles. En este punto, la Unión Europa lidera la acción desde hace años.
En esta cumbre, la UE pedirá directamente “eliminar” el carbón, la “fuente de energía más contaminante”. Acabar con su extracción y su financiación. Y pedirá también el fin de la producción y el uso del resto de los combustibles fósiles (petróleo y gas).
Para presionar sobre esto, 15 países, liderados por la UE, acaban de presentar un documento en el que piden a la presidencia de la cumbre que impulse un acuerdo “expreso” sobre este asunto.
En el texto leemos cosas como esta: “Debemos acelerar la transición para abandonar las emisiones de energía generadas por carbón…/… Ya pasó la época de las medias tintas y del cambio gradual. El momento de actuar es ahora. Juntos, hagamos de la COP28 un momento crucial en el que acordamos acelerar la eliminación gradual del carbón”.
La propia Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, anunciaba la firma del acuerdo en sus redes sociales.
Este asunto es clave, porque de lo que estamos hablando es de las emisiones de gases de efecto invernadero, que son las causantes del aumento de la temperatura del planeta. Es decir, hablamos de que el límite de 1,5 grados acordado en el Acuerdo de París siga vigente. O no. Han pasado ocho años desde aquella cumbre, la COP21, que marcó la hoja de ruta para las siguientes. Y si nada cambia, ya son muchos los que lo dan por perdido.
A la COP28 llegamos con un aumento en la temperatura media global de más de 1,2 grados con respecto a la época preindustrial (1850-1900), que es la que sirve de referencia. Y todos los modelos climáticos prevén que alcanzaremos el 1,5 de forma permanente antes de que acabe esta década.
La propia Organización Meteorológica Mundial (OMM) viene alertando de ello. “La llegada mantenida a esa anomalía de 1,5 grados (de aumento en la temperatura global) posiblemente se alcance en esta década, antes de 2030”.
De hecho, hace unos días se rebasaron los 2 grados de calentamiento por primera vez desde que hay registros, aunque de forma puntual. Ocurrió durante dos días, el 17 y el 18 de noviembre, pero fue algo insólito en el planeta, un auténtico hito climático.
El último informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), presentado esta misma semana, ya apunta que para finales de siglo la temperatura puede aumentar hasta 3 grados con respecto a la preindustrial. Es decir, el doble de lo previsto en el Acuerdo de París.
En este panorama, esta COP28 se presenta como la última oportunidad para evitar llegar a esos niveles de calentamiento, que serían “infernales” para la humanidad, según alerta el informe del PNUMA. Pero quienes siguen de cerca estas cumbres no son muy optimistas. Entre otras cosas, porque a los escollos habituales en estas negociaciones, ahora se une otro: el lugar en que se celebra.
“Personalmente, soy bastante escéptica”, afirma a SMC España Ivana Cvijanovic, investigadora del programa ‘Clima y Salud’ de ISGlobal. “Preocupa la relación entre los anfitriones y los organizadores con la industria de los combustibles fósiles y también el escandaloso número de representantes de esta industria que asistirán, lo cual es un poco difícil de justificar”.
“Los que ya hemos visto muchas COP sabemos que es difícil, casi imposible o muy improbable, que se alcancen la mayoría de estas expectativas”, confiesa, más escéptico, el ecólogo del CSIC Fernando Valladares, veterano en estas cumbres. En declaraciones a SMC España, Valladares cree que de Dubái tendrían que salir compromisos firmes que permitan la transición real hacia energías más limpias, y recuerda que muchos gobiernos siguen aprobando subsidios para los combustibles fósiles.
De hecho, el último informe de 'The Lancet Countdown”, publicado hace unos días, constata que el 78% de los países evaluados todavía promueve la producción de combustibles fósiles a través de subsidios directos.
Valladares subraya que uno de los principales escollos en esta cumbre será el lugar donde se celebra. En Emiratos Árabes, las petroleras o los conocidos como ‘big polluters’ (grandes contaminantes) tendrán más facilidad para ejercer presión. “En un lugar como Dubái, en el seno de los países productores de petróleo, se sienten muy arropados y fortalecidos”, alega el científico en SMC España.
Lo mismo opina Carlos de Miguel, profesor de Derecho Civil y del Medio Ambiente de ICADE. En declaraciones a SMC España, advierte de que el escollo principal de esta cumbre puede ser “la posible falta de liderazgo efectivo por parte de la presidencia de la COP”. Un liderazgo que, tras la denuncia de la BBC, está en entredicho ya desde antes de que comience la COP.
Pero los ecologistas no tiran la toalla. Confían en que la COP28 marque el fin de los combustibles fósiles, y esperan salir de ella con una fecha cerrada en ese sentido. Organizaciones como Ecologistas en Acción piden que “se ponga una fecha de fin de la extracción de fósiles antes de mediados de siglo”, fijando “compromisos concretos y sectoriales para ello”.
“Lo que necesitamos es el fin de los combustibles fósiles de una manera rápida, justa y definitiva”, explican desde Greenpeace. Y advierten además de que, en esta COP, “por primera vez desde el Acuerdo de París, se va a hacer una valoración de en qué punto estamos en relación a la acción climática. Y claramente no es suficiente. Las emisiones siguen subiendo mientras las empresas de combustibles fósiles siguen registrando cada año los mayores beneficios de su historia”. A ellas corresponde, por tanto, el papel protagonista en esta COP.