Asunta Basterra, de 12 años, fue asesinada por sus padres, Rosario Porto y Alfonso Basterra, el 22 de septiembre de 2013 en Teo, en A Coruña. Cuando se cumplen diez años de la muerte de la Asunta, en ‘eXpertos del crimen’, con David Alemán, hacemos un repaso a lo qué pasó, analizamos las claves del crimen junto a expertos, como el juez que instruyó el caso, José Antonio Vázquez Taín, o el abogado Juan Manuel Medina, y explicamos qué fue de sus padres.
Asunta Basterra era una niña de 12 años, adoptada de China por Rosario Porto y Alfonso Basterra cuando tenía un año. Fue la primera adopción internacional en Galicia.
Asunta fue asesinada a manos de sus padres adoptivos, Rosario Porto y Alfonso Basterra, el 22 de septiembre de 2013 en Teo, A Coruña.
Según las investigaciones, Asunta fue drogada con 27 pastillas de Lorazepam, mezcladas en la comida. Esta era una medicación que tomaba su madre, y su padre se encargó de comprar esta alta cantidad. Cuando ya se encontraba inconsciente, fue ahogada por sofocación, según determinó la autopsia.
También se descubrió que la niña había sido drogada con anterioridad, por marcas encontradas en su pelo y el testimonio de profesoras, que indicaban que la niña acudía muchas veces adormilada a clase.
El cuerpo de Asunta Basterra fue encontrado cuando los servicios de emergencia recibieron una llamada alertando de que se habían encontrado a una niña que creían que estaba muerta. La ubicación del cadáver era una cuneta del municipio de Teo y se determinó que el cadáver fue trasladado desde la casa y colocado allí.
El porqué Rosario Porto y Alfonso Basterra mataron a su hija Asunta es la gran pregunta sin responder.
Lo que si hacemos en ‘eXpertos del crimen’ es analizar las claves del caso: las mentiras de los padres en las declaraciones, las cuerdas naranjas que se encontraron en el cadáver de Asunta y en una papelera de la casa familiar el Teo, un ordenador en el que se detectaron casi 600.000 archivos borrados de manera profesional y los ansiolíticos que utilizaron para drogar a Asunta.
Además, la actitud de Rosario Porto y Alfonso Basterra fue sospechosa desde el principio. Algunos de los actos que hicieron sospechar a la policía es que en una primera examinación a la vivienda de Teo en la que mataron a Asunta encontraron restos de cuerda naranja y un pañuelo de papel húmedo con restos de ADN de Asunta, cuando su madre defendió en un primer momento que llevaba meses en la papelera de la habitación en la que fue encontrado.
Otro acto sospechoso en el crimen de Asunta Basterra es un altercado que ocurrió en julio, apenas tres meses antes del asesinato de la niña.
Un encapuchado entró en casa de Rosario y Asunta y quiso estrangular a la niña. Según Rosario da el alto a esta persona, que sale corriendo de la vivienda. Rosario no informa a la policía y no es hasta meses más tarde, cuando Asunta comenta lo ocurrido a la madre de una de sus amigas, cuando Rosario se ve obligada a acudir a comisaria. Sin embargo, para finalizar esta denuncia le piden un parte de lesiones, que nunca llegó a presentar. Este altercado fue sospechoso para los investigadores, pues las cerraduras no estaban forzadas y los perros de una de las vecinas, que siempre ladraban ante la presencia de desconocidos en el edificio, no lo hicieron esa noche.
Hay gente que apunta que este altercado con el encapuchado podría haber sido un ensayo por parte de los padres.
La manera de actuar de Rosario Porto y Alfonso Basterra fue extraña desde un primer momento. Cuando se les detiene, se les ubica en celdas separadas, pero una en frente de la otra. La conversación que mantienen es grabada, y ambos son conscientes de ello.
Como parte de esta conversación en las celdas, se escuchan varias declaraciones extrañas de Rosario: “Siento haberte hecho daño. Tu imaginación calenturienta nos va a generar muchos problemas”.
También hay declaraciones por parte de Alfonso, en una actitud calmada: “Tú estate muy tranquila, no digas nada inconveniente porque sabes que nos están grabando”.
Durante los registros a la casa de Teo y la reconstrucción de los hechos, horas después del crimen, vemos a Rosario riéndose a carcajadas. Cuando David Alemán pregunta al abogado Juan Manuel Medina el porqué de esta actitud, explica: “No es un comportamiento natural de una madre que ha perdido a su hija hace pocas horas. Tampoco podemos perder de vista que Rosario ya estaba diagnosticada y en tratamiento psiquiátrico. Su abogado justificó estas imágenes como momentos de distensión”.
Sobre Alfonso Basterra no podemos pasar por alto su ordenador y su móvil. Su ordenador no fue encontrado en un primer registro, y no es hasta días más tarde, cuando la defensa llama a los investigadores y les pregunta si no han visto el ordenador, cuando vuelven a la vivienda y lo localizan en el pasillo, donde antes no estaba.
Cuando se analizó el ordenador de Alfonso Basterra se encontraron casi 600.000 archivos borrados de manera profesional. Los investigadores sospecharon que quizás Alfonso quiso eliminar fotos similares a las que se encontraron en su móvil: unas fotos inapropiadas de Asunta. La más inquietante, una en la que la niña aparece amortajada como si fuera un suicidio. Pero estos materiales no pudieron investigarse hasta meses después.
En ‘eXpertos del crimen’ entrevistamos al juez que instruyó el caso, José Antonio Vázquez Taín. Cuando le preguntamos en qué momento sospechan de los padres, explica que desde que reciben los resultados de los análisis de toxicología.
En el juicio, Rosario Porto y Alfonso Basterra fueron condenados a 18 años de cárcel por el asesinato de su hija, Asunta Basterra.
El abogado Juan Manuel Medina considera benévolas las penas, y explica que aunque ahora podrían haber sido condenados con prisión permanente revisable, cuando se decretó la pena en 2015, el máximo era de 20 años.
El letrado también indica que “no había una prueba de cargo como tal, pero había pruebas de indicios que constituyeron la prueba”.
Sobre la situación actual de los padres de Asunta: Rosario Porto ella se suicidó en su celda en 2020, en el tercer intento y con el cinturón de su bata. Está enterrada en el mismo lugar que su hija.
Alfonso Basterra permanece en prisión, en el Centro Penitenciario Teixeiro de A Coruña, y no solicita los permisos de fin de semana que puede reclamar desde 2018.