La crisis de adicción al fentanilo que vemos en Estados Unidos también está presente en España. No en la misma medida que allí, pero sí con los mismos efectos. Nos lo cuenta Fernando, que vivió el drama de ver a su madre, Paqui, de 80 años, convertida en una "yonki" por la adicción al fentanilo de los parches y piruletas que le recetó su médico de Seguridad Social para combatir los dolores de un melanoma. "Ella era feliz hasta que la envenenaron --cuenta-- y murió consciente de que le habían convertido en una drogodependiente, pero no pudo luchar contra ello".
Fernando reconoce que aún le cuesta hablar de ese negro episodio en la vida de su familia porque lo considera "un tema doloroso". Su historia, la de su madre y su padre, afectado también por un cáncer, resume perfectamente lo cerca que podemos estar de convertirnos en yonkis sin ser conscientes de ello.
Su historia es parecida a la de otros pacientes recogidas en un programa especial de 'Fuera de Cobertura' elaborado por Cuatro. Testimonios de Estados Unidos, pero también de España nos acercan a la realidad de esta droga sintética que la Administración para el Control de Drogas (DEA), en un informe de 2020 vincula a China. Según este organismo norteamericano especializado en la lucha contra las drogas, “China sigue siendo la principal fuente de fentanilo y sustancias relacionadas con el fentanilo (…) así como la principal fuente de todas las sustancias relacionadas con el fentanilo que se trafican a los Estados Unidos”,
Empecemos recordando que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) describe el fentanilo como un "analgésico opioide" indicado para el "tratamiento del dolor irruptivo oncológico en adultos que ya están recibiendo de forma crónica otro tratamiento de mantenimiento con opioides".
Según este organismo público, en España están disponible varios medicamentos cuyo principio activo es el fentanilo; hablamos de comprimidos sublinguales (Abstral®, Avaric®), comprimidos para chupar con aplicador integrado (Abfentiq®, Actiq®), película bucal soluble (Breakyl®), comprimidos bucales (Effentora®) y solución para pulverización nasal (Instanyl®, Pecfent®).
La AEMPS es consciente de los riesgos del fentanilo al detectar "un aumento del uso de estos medicamentos que, junto a la preocupación por el riesgo de abuso y dependencia para los pacientes, ha motivado una revisión de la información disponible" que se concreta en dos recomendaciones:
Y es este el punto donde la historia de la madre de Fernando y el fentanilo se unen. Víctima de un melanoma en el rostro, su médico le receta en 2017 unos parches contra el dolor oncológico que pronto cambia a unas piruletas, las famosas Actiq®, cuyo principio activo es el fentanilo.
Fernando asegura que "en ningún momento nos hablan de dependencia severa" y en esa fecha, asegura "muy poca gente, por lo menos en España, sabe lo que es el fentanilo".
A Fernando aún se le entrecorta la voz cuando habla de su madre. Fueron dieciséis meses de adicción en los que poco a poco el ser maravillosos que era terminó convirtiéndose en una zombi como los que vemos en las calles de algunos barrios de Estados Unidos.
Cuanta algunos momentos críticos en los que su madre se quedó sin piruletas y tuvieron que acudir a su médico para que le renovara la prescripción. La doctora suplente, consciente de lo que estaba sucediendo, se resistió a recetarlas, pero la presión y la insistencia de su padre logró que cambiara de opinión. También llegaron a presionar a su farmacéutica habitual para que les adelantara el medicamento o recurrieron a vías alternativas en páginas web para lograr las piruletas de fentanilo.
La situación de dependencia de la madre de Fernando llegó a tal punto que ya solo balbuceaba palabras o se quedaba con la mirada perdida, "el último año fue horrible, se quedó convertida en una yonki que daba patadas e insultaba, sobre todo cuando le bajaba la dosis, luego cuando se comía la piruleta se quedaba como un estado plácido y parecía un ser inerte".
Los médicos que la trataban conocieron estas circunstancias, pero insistieron en la medicación por los beneficios que supuestamente le aportaba en la reducción del dolor. Francisco tiene sus dudas. Cree que algunos de sus episodios de dolor tienen la misma apariencia que la de los yonkis durante la fase del mono. Su percepción es compartida por el resto de la familia.
Pero la pesadilla del fentanilo no ha terminado para ellos. Ahora es su padre de 86 años el que se enfrenta al cáncer y los médicos le han mandado unos parches como los que usó su madre al principio. Con la lección aprendida, la familia de Fernando ha logrado que su padre deje de usarlos y no caiga por el mismo abismo que su madre.
Conocer lo que se esconde tras el fentanilo ha ayudado mucho a Fernando a reconciliarse con esos terribles meses de dependencia de su madre. Los días en los que era imposible hablar con ella, el rechazo a hacerlo. Ahora, con mucha más información habla de "alivio" porque les ha permitido entender y darse cuenta por qué su madre terminó convertida en una yonki.