En Estados Unidos, el consumo de una droga se ha convertido en una verdadera pandemia. Se llama fentanilo y empezó a ser conocido tras la muerte por sobredosis del artista Prince y, más recientemente, por la del nieto del actor Robert de Niro.
La ONU ha declarado a esta sustancia como el estupefaciente más mortal, pero su consumo no para de crecer.
El fentanilo es un medicamento de la familia de los opiáceos extremadamente adictivo, que ha provocado una creciente ola de muertes por sobredosis en territorio estadounidense a lo largo de los últimos años.
Una droga sintética letal incluso en pequeñas dosis, que ha destronado a los narcóticos más potentes. Es muy peligrosa y solo inhalarla puede matar.
Los cárteles han visto la rentabilidad del fentanilo y lo están mezclando en otros opioides. Según un estudio, 8 de cada 10 consumidores lo usa, pero solo el 18% lo sabe.
Los Gobiernos de Estados Unidos y de México han acordado combatir de forma conjunta profundizar su cooperación en cuestiones como la lucha contra el fentanilo ilícito, las sustancias químicas de doble uso, la lucha contra el tráfico de armas, la gestión de la migración y la modernización de su frontera compartida.
El pasado lunes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y otros funcionarios recibieron a una delegación estadounidense encabezada por la asesora de Seguridad Nacional estadounidense, Elizabeth Sherwood-Randall, según un comunicado conjunto.
Durante la reunión, el principal punto a tratar fue la crisis del fentanilo, por la que ambas delegaciones mostraron su compromiso de seguir combatiendo a narcotraficantes mediante el descubrimiento, desarticulamiento y desmantelamiento de las redes de armas de fuego.