Los cadáveres de las trece víctimas del incendio en una zona de ocio de Murcia fueron hallados en un espacio de veinte metros cuadrados de la primera planta de la discoteca Fonda Milagros, cuatro de ellos en los aseos donde debieron refugiarse del fuego, siete más en dos grupos a lo largo del pasillo del reservado y dos más entre los escombros de la zona de aseos.
El jefe de bomberos de Murcia, Juan Ángel Navidad, es categórico a la hora de hablar de las discotecas Teatre y Fonda Milagros. El infierno estaba centrado en 20 metros.
Según Navidad, cuando llegaron ocho minutos después de la llamada de alerta del teléfono único de emergencias se encontraron ya muy desarrollado el fuego con humo en todas las naves, incluida la discoteca Golden y el concesionario de coches anexo a Fonda Milagros.
El jefe de bomberos de Murcia, ha comentado que las discotecas Teatre y Fonda Milagros podrían compartir máquinas de climatización, pero se desconoce si tenían los mismos conductos, algo que tendrá que dilucidar la empresa de mantenimiento o el propietario dado el estado en el que han quedado ambos locales. Juan Ángel Navidad, que ha añadido que los edificios afectados se encuentran en muy mal estado por lo que tendrá que ser ahora el ayuntamiento el que decida si los declara en ruina para su posible demolición.
El infierno que vivieron los bomberos en los primeros momentos de la tragedia les convierte en héroes. Cuando llegaron, unos minutos después de la seis de la mañana de este domingo 1 de octubre, el incendio había convertido las discotecas Teatre y la Fonda Milagros en un auténtico infierno. Podía haber 150 personas en el mismo, según el propietario de La Fonda Juan Esteban Ramírez.
Los bomberos "oían gritar a la gente atrapada, pero no podían llegar hasta ellos por la cortina de fuego que se encontraron". Lo confiesa José Morales, coordinador del Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social (SEMAS) del Ayuntamiento murciano, un hombre sobre cuyos hombros descansa la responsabilidad de dirigir al equipo de psicólogos que atiende la tragedia de Las Atalayas, donde 13 personas perdieron la vida. El fuego se desarrolló por todas las estancias, por lo que lo primero que hicieron los bomberos fue intentar salvar gente. La dificultad es que había mucho humo y fuego.
Juan Ángel Navidad, que ha añadido que los edificios afectados se encuentran en muy mal estado por lo que tendrá que ser ahora el ayuntamiento el que decida si los declara en ruina para su posible demolición.
Según fuentes policiales, la Policía Judicial ya ha recogido todas las muestras de ADN de los familiares de los ocho fallecidos que no han podido ser identificados mediante huella dactilar, y continúa tomando declaraciones a todas aquellas personas que estuvieron esa noche en las discotecas afectadas.