El incendio en una discoteca a las afueras de Murcia -que dejó el pasado domingo 13 muertos- ha consternado a todo el país y ha sorprendido, por la voracidad de las llamas, incluso a los propios especialistas forenses. Se desconoce cuál fue el origen del fuego, pero se sabe que en el local en el que perdieron la vida las víctimas, Fonda Milagros, se alcanzaron los 600 grados centígrados, una temperatura muy elevada que puede llegar a complicar la identificación de los cuerpos. Hasta ahora se han identificado a seis fallecidos por huellas dactilares, el resto requiere análisis de ADN. Pero ¿cuáles son las dificultades a la hora de realizar estas pruebas y cuánto tiempo conllevan?
José Antonio Lorente, catedrático de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Granada, así como Director del Laboratorio de Identificación Genética, explica a Informativos Telecinco las claves y los posibles escenarios que se le pueden presentar a los expertos: "Se trata de un caso difícil por las altas temperaturas, pero con la tecnología de la que disponemos y la experiencia y la excelencia de los laboratorios, de darse la máxima prioridad como creo que se hará, en un plazo de unos tres a cinco días podrían estar identificadas las víctimas".
Según el doctor Lorente, "el peor enemigo del ADN es el paso del tiempo o la acción del calor". "Son los dos grandes mecanimos destructivos de todo tejido, y con unas temperaturas elevadas mantenidas durante un cierto tiempo, las estructuras del cuerpo se destruyen. El ADN es una estructura sensible y el tejido puede estar muy dañado, lo que hace que esta situación sea muy compleja". El primer paso ante estas tragedias, como decíamos, es recurrir a la huella dactilar, como se ha hecho con éxito con cinco víctimas, mientras que el siguiente es la prueba por ADN con muestras del fallecido y de un familiar directo del mismo (que también entregan objetos personales de sus seres queridos, como peines o cuchillas de afeitar, para tomar la muestra).
De la víctima se toman muestras de ADN "de las partes del cuerpo que a priori estén menos dañadas", como pueden ser los huesos, los dientes -que se conservan muy bien hasta con altas temperaturas y que se analizan a través de la Odontología Forense- o incluso músculos que se hayan podido ver más protegidos -y que se analizan en la autopsia-. "Salvo que estuviesen totalmente calcinados, siempre hay algún fragmento que aporta la información suficiente como para poder hacer el análisis de ADN", detalla el experto.
En caso de que algún cuerpo estuviera completamente calcinado, es decir, que los huesos se hubieran visto afectados -no parece este el caso-, "las pruebas requieren más tiempo y puede que los análisis de ADN no den resultado". En el hipotético caso de que se identificaran a 11 de 13 víctimas y no hubiera más opciones, se tomaría una última decisión: se revisan todos los detalles, como la altura o el género de la persona, y se finaliza la identificación.
"En el accidente de Spanair en Barajas en 2008 hubo tres niños sin identificar de modo fehaciente o positivo, pero tras terminar las autopsias se determinó que eran unos niños que se sabia que eran adoptados y se les identificó indirectamente por sus características antropométricas (básicamente edad y peso) por lo que se realizó esa identificación indirecta, de la que se trata de huir. La identificación tiene que ser positiva. Hablamos de una última decisión", precisa el doctor Lorente.
Además, en los procesos de identificación, continúa el experto, hay casos abiertos (una explosión en una vía pública, por ejemplo, donde intervienen testigos), un caso cerrado (como un accidente aéreo, donde está especificado el número de viajeros) y un caso mixto (donde hay familiares reclamando víctimas y víctimas sin ser reclamadas, ya sea por estar en otra ciudad y haber dicho estar de vacaciones, sin que noten su ausencia, por ejemplo). En el incendio de Murcia, al haber 13 víctimas con 13 familias reclamándoles, hablaríamos de un caso cerrado, lo que ayuda a que se complete sin mayor problema el proceso.
El experto solo quiere que esas familias afectadas puedan darle un último adiós a sus seres queridos como se merecen. Él ha vivido muchos otros casos de cerca con grandes quemados, pero esta tragedia le ha causado gran conmoción tanto a nivel personal como profesional: "Es terrible, tanta víctima... Es algo que no se había visto aquí desde hace muchos años, algo tremendo. Suelo lidiar con estos temas en otros países, donde ocurren estas desgracias con mayor frecuencia, pero esto me ha impactado mucho realmente".