Primero fueron canteranos del Real Madrid, después un grupo de alumnos de 4º de la ESO en Cantabria y hoy conocemos un nuevo caso de difusión de imágenes de contenido sexual en un chat de un colegio de Palencia. La pregunta es simple: cómo controlar y concienciar a los jóvenes de que pueden incurrir en un delito. En un instituto de Sevilla han cortado por lo sano y los alumnos no podrán acudir a clase con el móvil. Es una manera de quitarse el problema, en horario escolar.
Porque los chats de clase existen desde primaria y siempre va a ver alguno que machaque a un compañero o cuelgue fotos intimas o inadecuadas. Los menores se envalentonan en grupo. Para educarlos es necesario no entregarles un móvil cuando no toca y sobre todo pensar que el móvil es propiedad de los hijos. Si se elige no vigilar con un trato o un programa espía. Es necesario hablar y educar en la confianza. La realidad es que una de cada cinco familias lo entregan sin ningún tipo de control
Hasta los 13 años los padres pueden vigilar los grupos pero cuando cumplen 14 la ley reconoce su derecho a la intimidad y por norma general no deberían acceder. Existe jurisprudencia que avala la intervención de los progenitores que además son responsables subsidiarios de sus hijos. Por eso, de todas formas, hay que educar antes.