Detienen a uno de los okupas del chalé donde asesinaron a la niña Asunta Basterra

A punto de cumplirse 10 años de la muerte de la niña Asunta Basterra, a manos de sus padres, Alfonso Basterra y Rosiario Porto, en el chalé familiar de Montouto, la Policía ha detenido a uno de los okupas que allí viven desde hace tiempo.

Este lunes varios agentes de policía se personaron en la vivienda donde Asunta Basterra, de 12 años, fue asesinada. Durante un rato esperaron a una persona que después detuvieron y enviaron a la prisión de Texeiro, la misma en la que está Alfonso Basterra, por razones que no han trascendido, según informa El Correo Gallego.

Una vivienda en muy mal estado

El chalé de Montouto está medio abandonado y okupado desde que Rosario Porto, ya fallecida, entró en prisión por el asesinato de su hija. La dueña de la propiedad es María Teresa Sampedro, La Nena, amiga íntima de los padres de Rosario Porto que no dejó de visitarla en la cárcel hasta que se suicidó en su celda en 2020.

La Nena recibió parte del patrimonio familiar de los Porto Ortega, según el citado diario. Un piso en la rúa Xeneral Pardiñas, que vendió; la vivienda de Charo Porto en la calle del Doutor Teixeiro, que está reformando; un piso de veraneo en Vilanova de Arousa, que alquila; y el chalé de Montouto, que está okupado.

La mujer ha denunciado en el juzgado la okupación y los destrozos de la casa para que se ejecute el desahucio. Su intención es deshacerse de la finca.

El caso de Asunta Basterra

La niña Asunta Basterra fue hallada muerta en una pista forestal de Teo el 22 de septiembre de 2013. El día antes, según la sentencia judicial, había muerto en el chalé de Montouto sin poder defenderse debido a la cantidad previa de medicación que le habían dado.

Sus padres, Alfonso Basterra y Rosario Porto, fueron condenados a 20 años de cárcel por asesinar a la menor después de un largo periodo de tiempo drogándola con medicación.

Rosario acabó suicidándose en la cárcel de mujeres de Brieva, Ávila, en 2020. Alfonso permanece en la cárcel de Texeiro, donde no se relaciona con casi nadie. Pasa las horas en la biblioteca de la prisión, leyendo y escribiendo y ni quiera ha pedido permisos de fines de semana a los que ya tendría derecho.