A un máximo de dos metros del suelo, en garitas especiales distribuidas por toda España y con termómetros electrónicos: así miden los técnicos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) las temperaturas diarias en busca de la mayor fiabilidad posible para sus predicciones.
La temperatura se mide del aire en las estaciones meteorológicas a una distancia que oscila entre los 1,25 y dos metros del suelo, con un instrumental especialmente "protegido de la radiación solar”, ha explicado a EFE el meteorólogo y portavoz de la AEMET, Rubén del Campo quien añade que, para evitar que los rayos del sol incidan directamente en el termómetro, el equipo está instalado en el interior de una garita que básicamente consiste en "una caseta de madera pintada de blanco y que está compuesta con lamas que permiten la ventilación”.
De esta manera se busca evitar alteraciones en la medición y hay mayor seguridad de que "se está midiendo la temperatura del aire y no la del propio termómetro calentado por el sol” como sucede a veces en algunos de los termómetros públicos expuestos en núcleos urbanos y que precisamente por ese recalentamiento ofrecen una lectura superior a la real.
Además, en las estaciones automáticas, que funcionan sin personal humano presencial, se utiliza un abrigo meteorológico compuesto de unos platos especiales confeccionados en un plástico que “tampoco se calienta cuando le da el sol”, de acuerdo con las condiciones estandarizadas por la Organización Meteorológica Mundial.
En cuanto a los termómetros utilizados, el tradicional mercurio "es un metal tóxico, que resulta perjudicial para los ecosistemas", motivo por el cual los termómetros electrónicos están ganando terreno en las instalaciones de la AEMET.
Entre otras ventajas, los electrónicos “permiten disponer del dato de la temperatura en tiempo real a distancia, conectándose a ellos desde cualquier ordenador o teléfono móvil”.
El equipo de medición incluye los llamados registradores de plumilla que consisten en “un tambor al que se le pone un papel sobre el cual una plumilla con tinta va registrando la temperatura en función de las variaciones que sufra”.
Gracias a estas estaciones, es posible determinar las temperaturas mínimas y máximas de cada jornada que se registran normalmente "justo antes del amanecer" en el primer caso y "entre las 14:00 y las 18:00" en el segundo, tal y como explica Del Campo.
Otra manera de medir la temperatura es a través de los termómetros por satélite, si bien estos sensores son una vía generalmente utilizada para “monitorizar el planeta” más que un país concreto.
Además, los sensores satelitales recogen datos concretos de la temperatura de la superficie terrestre o del agua del mar, “no de la que sentimos” de forma subjetiva.
En la actualidad, la AEMET dispone de alrededor de un centenar de estaciones en la red principal: las que están “supervisadas y con personal a su cargo”, a las que se suman las estaciones automáticas de las cuales cuenta con cerca de 900 repartidas por todo el territorio español.
A ello hay que sumar una "extensa red de colaboradores" gracias a los cuales es posible "conocer el clima de determinadas zonas rurales”, por lo que, según sus cálculos “prácticamente existen unos 2.000 puntos de medición distribuidos por toda la geografía nacional”.