A Clara Gonzalo la define una palabra. Lucha. Lleva luchando desde que vino a este mundo. Un mala praxis hizo que se quedara sin oxígeno al nacer lo que le causó una parálisis cerebral que hizo que tuviera que luchar por sobrevivir. Luchar por aprender a hablar, a comer, a leer, a escribir... Caminar no fue posible, pero en su silla de ruedas ha roto más barreras que muchas otras personas. Clara tiene reconocido desde 2001 una discapacidad física del 85% y el grado tres de dependencia (el máximo posible). Aún así, tiene dos carreras, dos másteres, un doctorado, actualmente da charlas y cursos sobre gestión emocional, se ha casado y tiene un niño. Paris, de un año. Pero Clara ya ha buscado su siguiente lucha.
Ella y su marido Alejandro González van este martes a los tribunales. Piden que en aquellas parejas en las que uno de los dos progenitores es dependiente y tienen un hijo, el otro progenitor pueda disfrutar y unir los dos permisos (los conocidos tradicionalmente como baja de maternidad y de paternidad). En su caso, como Clara es dependiente, querrían que Alejandro disfrutara de 32 semanas y no las 16 actuales.
Esta lucha, en la que ellos llevan inmersos más de un año, también ha sido enarbolada por las familias monoparentales. Aquellas con un solo progenitor (mayoritariamente mujeres) quieren que sus hijos recién nacidos disfruten de las mismas semanas que los de las parejas biparentales (32 semanas). Estuvieron cerca de lograrlo, aunque finalmente el Gobierno de coalición no llegó a un acuerdo y el PSOE no cedió ante la propuesta de Podemos.
Pero volvemos a la historia de Clara. Esta mujer no puede hacerse cargo sola de su hijo en ningún momento. Alejandro tienen que cuidar de ella y de su hijo Paris. Por eso, solicitan que él pueda disfrutar también de las 16 semanas de Clara. "No por tener más días de vacaciones, sino porque Clara me necesita y Paris me necesita mientras sea tan pequeño. En nuestro caso ya ha pasado un año y no sabemos qué dirá el juez, pero seguimos luchando porque hay muchas familias en nuestra situación y creemos que la lucha vale la pena", explica Alejandro. "En la ley de Familias, no se ha hecho ninguna referencia específica a que uno de los progenitores tenga una dependencia o incapacidad. Lo mismo por ahí tenemos alguna posibilidad", señala Clara.
Clara no puede levantarse sola de la cama, no puede ir al baño, ni vestirse. Necesita a alguien que la ayude a hacer todo eso y que la ponga en su silla de ruedas. Ahí sí es autosuficiente. Maneja con su única mano hábil la silla que mueve sin torpeza por una casa con los pasillos demasiado estrechos. Si Alejandro no está, Clara no puede levantarse. Necesita ayuda de otra persona siempre. Entonces nació Paris, un bebé que ahora tiene un año. Paris gatea por toda la casa y hace lo propio de un bebé de esa edad. Y Clara solo puede gritar. "Yo me pongo muy nerviosa y llamo a quien esté en casa. 'Corred, corred que Paris se ha metido una cosa en la boca'. Yo no puedo bajarme de la silla y quitárselo, no puedo agacharme, tengo que esperar. Es muy angustioso", dice Clara.
Con un gancho, que sustituye, a veces, al brazo que no puede mover, juega con su hijo. Le pasa la pelota, hacen torres y Paris las tira. "Yo puedo prepararle el biberón, tengo una máquina que casi lo prepara solo", bromea Clara, "pero no puedo dárselo si alguien no siente a Paris en la trona o me lo pone en el regazo. Yo ya sabía que esto iba a pasar, pero me da mucha rabia que mi hijo no pueda estar los 8 meses, que dice la ley, con sus personas de apego. Está conmigo, pero yo necesito ayuda y esa ayuda debería ser de Alejandro que es su padre".
Lo más duro para Clara es cuando Paris llora y no puede cogerle. "Tengo que esperar a que Alejandro o la persona que me ayuda en casa venga, lo coja y me lo ponga en brazos, me cuesta mucho la espera. Para una madre, oír a tu hijo llorar y no poder clamarle al instante es...". El día a día no es sencillo. Primero se levanta Alejandro y se pone a trabajar en casa a la 7:00 de la mañana. Después, levanta a Clara y la prepara. Y luego toca Paris. La persona que les ayuda llega sobre las 8:30. Cuando están todos listos Alejandro, que ha llegado a un acuerdo con su empresa, se va a trabajar. Así todos los días menos lo jueves, que le toca teletrabajar. Ese día es el mejor para Clara y Paris. "Papá está en casa".
La lucha empieza este martes en el Juzgado de lo Social número 29 de Madrid, si los conflictos laborales que hay en Justicia no lo impiden. Hace unos meses ya se aplazó el juicio. "Nos han admitido a trámite la demanda. Ese ya es un paso". La demanda la presenta Alejandro, como afectado. "Pero yo quiero acompañarle, quiero que me vean y que se den cuenta de nuestra situación. No es lo mismo leerlo que verlo. Hay muchas familias como nosotros", dice Clara.
El abogado de Alejandro y Clara, Roberto Mangas, destaca que la denuncia se basa en el interés superior del menor y en un progenitor con discapacidad al que no se debe discriminar. En este caso, el tiempo ha pasado y su hijo es ya mayor de un año y a partir del un año la ley no contempla ampliar los permisos de maternidad o paternidad, pero "es un permiso al que tendríamos derecho. Tendría que disfrutar de esas 16 semanas más, o las que el juzgado estime", dice Alejandro.
Aunque el fallo sea favorable, sería tarde para ellos, pero insisten en no se van a rendir porque hay muchas parejas y familias en la misma situación. "Queremos sentar precedente y si perdemos, recurriremos", asegura esta pareja que no piensa dejar de luchar.