El debate económico y social sobre la semana laboral de cuatro días está encima de la mesa. Voces a favor y en contra defienden por qué deberíamos tender hacia esa opción o por qué no. Pero en el ámbito de la salud, hay muchas menos dudas. El debate parece superado y la ciencia lo tiene claro. Librar tres días a a semana, en lugar de los dos habituales, es bueno para la salud.
Es lo que defienden numerosos estudios científicos. El último, el realizado por los investigadores de la Universidad de Australia del Sur, con una conclusión muy contundente. "Todos (los países) tendrían que buscar esa opción", ya que un día más de tiempo libre es "bueno para nuestra salud".
Y, ¿por qué es beneficioso para el organismo?, ¿cuáles son las razones?
Básicamente, cuando disfrutamos de un día más de descanso a la semana, tenemos más actividad física, somos menos sedentarios y dormimos más y mejor. Eso tiene consecuencias directas e inmediatas sobre nuestra salud. Los investigadores descubrieron que las personas mostraban comportamientos más activos y saludables cuando tenían un descanso a la semana de tres días o estaban de vacaciones. El estudio duró 13 meses.
Las actividades que más realizaron las personas que disfrutaron de ese descanso de tres días fueron las siguientes:
Y, ¿cómo se traducen estas actividades en nuestro cuerpo? Pues de esta manera:
El investigador Ty Ferguson asegura que el estudio indica que "las personas muestran comportamientos más saludables cuando están de vacaciones" o cuando disfrutan de un fin de semana de tres días. “Cuando la gente se va de vacaciones, cambia sus responsabilidades diarias porque no se limita a su horario normal. En este estudio, descubrimos que los patrones de movimiento mejoraron durante los días en los que no se trabaja, con un aumento de la actividad física y una disminución del comportamiento sedentario observado en todos los ámbitos", explica el científico que ha liderado la investigación.
“También descubrimos que las personas dormían 21 minutos adicionales cada día que estaban sin trabajar, lo que puede tener una variedad de efectos positivos en nuestra salud física y mental. Por ejemplo, dormir lo suficiente puede ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo, función cognitiva y productividad. También puede ayudar a reducir nuestro riesgo de desarrollar obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y depresión", asegura Ferguson.
"Curiosamente, el tamaño de estos cambios aumentó de acuerdo con la duración de las vacaciones, por lo que cuanto más largas sean las vacaciones, mejores serán los beneficios para la salud".
La investigación se realizó sobre 308 adultos, con una edad media de 40 años y estuvieron monitorizados las 24 horas del día durante los 13 meses del estudio. Otra de las investigadoras principales del estudio, la profesora Carol Maher, dice que el estudio sirve de apoyo científico para el creciente movimiento de una semana laboral de cuatro días.
“Las empresas de todo el mundo están probando una semana laboral más corta. No es sorprendente que los empleados aseguren tener menos estrés, agotamiento, fatiga, así como una mejor salud mental y un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida”, explica Maher.
“Este estudio proporciona evidencia empírica de que las personas tienen patrones de estilo de vida más saludables cuando tienen un breve descanso, como un fin de semana de tres días. Se espera que este aumento en la actividad física y el sueño tengan efectos positivos tanto en la salud mental como física, contribuyendo a los beneficios observados con una semana laboral de cuatro días", aseguró la científica. “A medida que el mundo se adapta a una nueva normalidad, tal vez sea hora de abrazar el fin de semana largo como una forma de mejorar nuestra salud física y mental”.
Mientras tanto, la jornada laboral de cuatro días sigue avanzando en España. Esta misma semana el Boletín oficial del Estado publicaba la asignación de 9,6 millones de euros en subvenciones para empresas industriales de menos de 250 empleados que recorten al menos un 10% la jornada laboral y mantengan el sueldo de sus trabajadores durante dos años. El volumen de negocio de estas compañías no podrá sobrepasar los 50 millones de euros anuales ni su balance general anual excederse de los 43 millones.
Además, la Comunidad Valenciana sigue dando aún más pasos. En 2022, el Gobierno socialista de Ximo Puig aprobó ayudas a empresas de hasta 9.000 euros en tres años por cada trabajador que redujera la jornada laboral a 32 horas semanales sin disminuir su sueldo.
España se ha colocado a la vanguardia en políticas públicas sobre las jornadas semanales de cuatro días. En Reino Unido, Estados Unidos o Nueva Zelanda han hecho pruebas pilotos en algunas empresas. En Islandia sí se ha regulado el sector público. En Escocia o Portugal han tomado medidas que están a medio camino, pero ninguno de estos países a llegado al punto de que los gobiernos hayan implementado políticas de carácter público sobre este tema.
Lo cierto es que cada vez hay más empresas que plantean la jornada laboral de cuatro días. “Estamos consolidando este debate que ha estado olvidado durante muchas décadas, a pesar de que ha sido uno de los temas clásicos del movimiento obrero. Es un debate que tiene muchos intereses por sus conexiones con temas medioambientales o sociales, como la salud mental”, explica Joan Sanchis, profesor asociado de Economía Aplicada en la Universitat de València, asesor de la Conselleria de Economía Sostenible de la Generalitat Valenciana y autor de Quatre dies. Treballar menys per viure en un món millor (Sembra Llibres, 2022).
Pero, ¿en qué consiste la jornada de cuatro días?, ¿cuál es la filosofía que subyace en reducir un día a la semana la jornada habitual? Es algo tan simple como reorganizar el trabajo para que los trabajadores sean más eficientes y a la vez tengan más descanso sin que la empresa pierda productividad, que al final es la clave para poder mantener los salarios. Esto no es algo nuevo.
Ya lo hizo Henri Ford en 1926 cuando introdujo la cadena de montaje y redujo dos días de trabajo la jornada semanal, sábado y domingo, produciendo más y doblando el sueldo a sus empleados, recuerda Sanchís. “Esto de trabajar menos y ser igual o más productivo es una evidencia histórica que hemos visto a lo largo de los años. Y de esto va la propuesta, de reducir la jornada de trabajo, de repensar la manera en la que trabajamos e incluso en cómo mejorar la productividad para poder mantener los salarios y mejorar así la conciliación familiar, la salud laboral o estilos de vida más lentos”.