Los resultados de un reciente estudio ponen en evidencia que el incremento en las restricciones impuestas para el control de la pandemia permitió reducir de manera importante la transmisión del virus y la incidencia de la enfermedad, estimando que incrementar en un 34% la intensidad de las medidas redujo la transmisión en un 22% semanal.
Los resultados, publicados en la revista Frontiers in Public Health, apuntan como especialmente efectivas las medidas tomadas en distancia social y restauración, sobre todo en interiores, mientras que el efecto es menos claro para otras, como las que afectaban a ocio y cultura, lugares de culto, celebraciones religiosas o práctica deportiva en interiores.
Por el contrario, no se ha encontrado ningún efecto de los deportes al aire libre, el comercio o las restricciones de movilidad en la disminución de la transmisión. Es decir, los cierres perimetrales y las restricciones de movilidad no sirvieron para mucho. Sin embargo, el estudio enfatiza que hay que interpretar con prudencia el efecto que se obtiene de las medidas aplicadas en unos ámbitos frente a otros debido a que, en los diferentes ámbitos, dichas medidas se tomaron, por lo general, de forma simultánea.
NIUS ha hablado con María José Sierra, directora adjunta del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) y con Susana Monge, investigadora del Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII, autoras del estudio. "Era imprescindible analizar de forma lo más detallada posible la efectividad que dichas medidas tuvieron, para poder aprender de la experiencia y tener más elementos que ayuden a tomar decisiones ante posibles futuras situaciones similares", valoran. Aún recuerdan el problema que supuso no tener esta información al inicio de la pandemia: "Uno de los grandes problemas fue que no había datos ni estudios sólidos sobre el impacto real que iban a tener las medidas que se estaban tomando. Por ello, la única opción era basarse en el conocimiento que se iba teniendo sobre el comportamiento y los mecanismos de transmisión del virus, datos que apoyaban la aplicación de las medidas".
Sierra, que tomó el relevo a Fernando Simón cuando enfermó de covid, y Monge calculan que la intensificación de las restricciones "evitó cerca de una cuarta parte de las muertes y casos graves que se hubieran producido en la primera semana, con un efecto preventivo que se acumularía al transcurrir más tiempo desde su implementación. Y es importante tener en cuenta que estamos hablando de un periodo en el que la transmisión era elevada y todavía el efecto de la vacunación o no existía o no tenía un gran impacto en la población, ya que el periodo analizado es desde septiembre de 2020, hasta el fin del segundo estado de alarma en mayo de 2021".
El estudio se llevó a cabo durante 8 meses y tres olas epidémicas, con medidas intermitentes en 50 territorios, lo que proporcionó un rico experimento natural. En general, el aumento de las restricciones redujo la transmisión del SARS-CoV-2 en un 22 % en una semana, con los efectos más altos para la cultura y el ocio (en un 14%), distanciamiento social (13%) , restaurantes de interior (10%) y deportes de interior (6%).
Entre lo más eficaz estuvo por lo tanto una de las medidas más polémicas, por afectar al sector de la restauración. "El resultado del estudio es totalmente concordante con lo que esperaríamos y confirma que las medidas tomadas sobre hostelería y restauración, incluyendo no solo el cierre, sino todas las limitaciones de aforo, fueron efectivas en frenar la transmisión", resaltan las autoras. Lo mismo sucede con la limitación de las reuniones en domicilios, donde se daban condiciones de contagio similares a los bares y restaurantes: "No tendría sentido haber cerrado los bares, pero haber seguido permitiendo reuniones multitudinarias o de varios grupos de convivencia en los domicilios".
La investigación deja sin respuesta cuál fue la utilidad de la medida que más ha perdurado: la mascarilla. Sierra y Monge explican por qué: "En este estudio no se analiza el uso de la mascarilla puesto que estuvo vigente todo el periodo y solo podemos analizar el efecto de las cosas que cambian durante el periodo que estudiamos, es decir, vemos cómo cuando se implanta o se levanta una medida cambia la transmisión. Por ello, por cómo fue el diseño del estudio, esta medida no se pudo estudiar. Sin embargo, hoy en día y conociendo ya claramente el mecanismo de transmisión del SARS-CoV-2, no hay duda de que la utilización de mascarillas es útil para reducir los contagios de ésta y de cualquier enfermedad en la que la transmisión se produzca vía aérea".
El estudio ha sido realizado por investigadores del Instituto de Salud Carlos III, el Ministerio de Sanidad, el Ministerio de Economía y las Universidades de A Coruña, Cádiz y Complutense de Madrid, bajo el paraguas del Comité Español de Matemáticas (CEMat), que bajo la iniciativa de la Acción Matemática contra el Coronavirus ha tenido una estrecha colaboración con el Ministerio de Sanidad y el ISCIII durante la pandemia por COVID-19.
En conclusión, los resultados indican que el aumento de las restricciones tuvo un efecto considerable en la disminución de la transmisión de COVID-19, y las intervenciones en distancia social, bares y restaurantes tuvieron un efecto mayor y más consistente. Estos resultados pueden contribuir al corpus de evidencia que ayudará a informar decisiones futuras en respuesta al resurgimiento de COVID-19 o a futuras pandemias.
Una investigación en la que han participado varias centros de investigación, universidades y organismos oficiales ha confirmado la efectividad que tuvieron las restricciones que se aplicaron en España durante la pandemia.