Solo se permitía un lujo en la vida: viajar. Era su gran pasión. Visitó lugares recónditos a lo largo de su vida. Australia, Namibia, Tailandia, Argentina, Zimbabue... En los países de una naturaleza extrema se sentía feliz. Allí y en su aula, con "sus niños". Clementa Soria, la maestra de Zaragoza que donó antes de morir su patrimonio para la lucha contra el cáncer, dio clase durante 40 años. Primero en Cataluña, donde aprobó las oposiciones. Más tarde, en Aragón, su tierra y la de sus padres.
'Clemen', como todos sus amigos y alumnos la conocían, era una mujer "discreta y austera". No le gustaba ser el centro de atención, aunque esta semana lo ha sido (seguramente, muy a su pesar). La generosidad que mostró a lo largo de su vida, la mantuvo hasta el final. Cuando en 2021 le detectaron un cáncer de páncreas terminal, reunió a sus amigas para explicarles lo que quería hacer. Donar todo su patrimonio a la Asociación Española Contra el Cáncer: 1,9 millones de euros. Su única condición, que ese dinero se invirtiera en la sanidad de su comunidad autónoma.
Dos años después, su deseo está a punto de convertirse en realidad. A final de año, Aragón contará con una Unidad de Investigación en Terapias Celulares Avanzadas, un espacio multidisciplinar orientado a la aplicación de nuevos tratamientos de inmunoterapia contra el cáncer mediante células CAR-T y CAR-NK. Estas terapias consisten en modificar células del sistema inmune del propio paciente mediante ingeniería genética con el fin de que actúen de modo selectivo contra la célula tumoral y, por tanto, eliminen la enfermedad. Y esto será gracias a ella.
Siempre fue su deseo, que su dinero se destinara a la lucha contra el cáncer. Lo fue incluso antes de que la enfermedad se cebara con ella. Es imposible encontrar una mala palabra entre aquellos que hoy hablan de 'Clemen'. Una persona "discreta", "generosa", "muy buena", "culta", "metódica"... Su amiga Amparo Seguí y su albacea Charo García han charlado con NIUS para intentar acercarnos la figura de la profesora que se creía sencilla pero en realidad era extraordinaria.
Pregunta: La noticia está teniendo una repercusión enorme…
Amparo: Sí, brutal. Estamos abrumadas. Ver cómo están reaccionando todos los medios con una noticia tan bonita, que hoy en día, por desgracia, no suele haber muchas, es de agradecer. Está teniendo mucha repercusión, así que mi amiga 'Clemen' tiene que estar feliz desde donde esté, viendo cómo se está actuando y dónde está yendo su patrimonio. Es decir, con el fin tan bonito que va a tener su dinero.
P. ¿Creéis que a ella le gustaría tanta repercusión?
Charo: Yo creo que no le gustaría, sinceramente, porque era una persona muy discreta. Esa es la razón por la que no estamos dando ni una foto suya, porque no sabemos si ser el centro de atención le agradaría. Estaría feliz de que su dinero se haya destinado a lo que ella quería. Con esa parte sí, pero con la repercusión no, yo creo que no estaría muy contenta porque le gustaba pasar desapercibida. Era una mujer muy austera y muy discreta. Le haría ilusión solo en el sentido de que su gesto sirviera para fomentar las donaciones, para que la gente fuera consciente de la importancia de la investigación, de lo necesario que es el dinero para avanzar hacia tratamientos y curas contra el cáncer.
P. ¿Donar su patrominio es una idea que ella tenía pensada o vino después de que enfermara de cáncer?
Amparo: No, siempre lo había pensado. La enfermedad lo único que hizo fue acelerar su decisión. Yo la acompañé a la Asociación contra el Cáncer para informarse de qué pasos debía seguir.
Charo: Lo que tenía claro es que esa donación a la investigación oncológica tenía que ser en Aragón. Esa petición me la trajo escrita en un papel subrayado y en negrita pocos meses antes de fallecer.
P. ¿Cómo era Clementa?
Amparo: Pues una persona muy sencilla, muy austera, muy amiga de sus amigas. Muy buena persona y una gran compañera, una excelente amiga. Muy pendiente, muy culta, sabiendo en todo momento lo que tenía que hacer, cómo lo tenía que hacer, muy metódica, una bellísima persona.
Charo: No he visto mujer más meticulosa y ordenada. Llevaba todo anotado, cuando venía a hacer la declaración de la renta ya llegaba con casi todo el trabajo hecho. Daba gusto. Además era muy activa, hacía macramé, yoga, papiroflexia... siempre me regalaba alguna figurita de papiroflexia que había hecho para mi hija.
P. ¿Hace cuántos años la conocíais?
Amparo: Yo la conozco desde hace como unos 15 años, que es cuando empezamos a viajar juntas. La conocí en un primer viaje que hicimos con la asociación María Moliner. Concretamente a Tailandia, Laos y Camboya. Y a partir de ahí entablamos una muy buena amistad. Vivíamos además cerca, así que nos veíamos bastante. Hemos viajado mucho juntas. Le encantaban los viajes de naturaleza, las ciudades también, pero menos. Teníamos muchas cosas afines. Y desde que nos conocimos hemos estado en todo momento unidas. Ella me ha apoyado siempre y yo he procurado hacer lo mismo, sobre todo en sus últimos momentos.
Charo: Yo la conocí en el plano profesional porque fui su asesora fiscal durante muchos años, y luego también en el humano porque después de tanto tiempo teníamos una buena relación. Al final era casi como de la familia, le tenía mucho cariño.
P. ¿Tenía pareja e hijos?
Amparo: No. No estaba casada y no ha tenido hijos, pero ha tenido a muchos niños como maestra de infantil. Ella siempre lo decía. "Yo he tenido un montón de hijos". Era maestra de Infantil y lo vivía muchísimo. Amaba su profesión. Para ella, más que un trabajo, era un hobby. Lo ha disfrutado muchísimo, con los críos ha sido muy feliz, muy feliz.
P. ¿Nunca se planteó tener niños?
Amparo: No. En principio no. Nunca se lo planteó, ella siempre decía que con los niños del colegio tenía su instinto maternal cubierto, además como era hija única siempre se centró en cuidar a sus padres. Se volcó en ellos. Hasta que no fallecieron no empezó a viajar.
P. ¿Y cómo una maestra de Infantil logra atesorar un patrimonio así?
Amparo: Lo heredó de su familia. La mayor parte vino de una herencia de sus padres, también algo de un tío, porque como maestra no se puede acumular ese dineral. Aunque es cierto que ella fue siempre una persona muy austera y ahorradora y también supo invertir.
P. ¿Y el patrimonio, en qué consiste?
Charo: Yo nunca le pregunté de dónde venía su dinero. Me limité a gestionarlo. Pero 'Clemen' diversificaba mucho sus inversiones. Tenía dinero, activos financieros de varias clases, acciones o fondos de inversión, y luego también poseía varios inmuebles.
Amparo: Sus padres eran agricultores y tenían tierras en la zona de San José, en Zaragoza, y cuando llegó el boom inmobiliario una constructora les pagó a precio de oro esos terrenos, se revalorizaron mucho. Además de un buen dinero, a la familia le dieron pisos, en total cinco inmuebles, y pusieron algunos en alquiler, que aún siguen. También forman parte de esa donación de casi dos millones de euros. Pero 'Clemen' pidió que no se les echara de los pisos, que se fueran vendiendo según fueran terminando los contratos de arrendamiento. Era una persona excepcional.
P. ¿Viajar ha sido entonces su único lujo?
Amparo: Exactamente, el único gasto que ha tenido en su vida, porque ha tenido una vida muy austera. Ha ido a muchos sitios. Australia, Singapur, Argentina, Alaska, Namibia, Zimbabue... Decía que los viajes le aportaban mucho, a nivel cultural y a nivel personal, y era verdad porque era una persona única.
P. Me imagino que fue muy duro el momento en que os cuenta que tiene cáncer...
Amparo: Terrible, te lo puedes imaginar... Era un cáncer de páncreas, que sabemos la poca supervivencia que tiene. No duró ni seis meses, pero lo asimiló y luchó hasta el último minuto. Hacía todo lo que le pedían los médicos. Lo cumplió a rajatabla. Todo, todo. No se desvaneció en ningún momento. Al contrario, siguió adelante con una entereza enorme. Parecía que sufríamos los demás más que ella. Todos comentábamos la entereza, la fuerza y la voluntad que tenía. Después, la operaron en octubre. Fue una intervención complicada y en diciembre falleció. Ella era muy consciente de que le quedaba poco. Nos daba fuerzas al grupo de amigos y amigas. Era una luchadora.
Charo: Yo solo querría decir algo más. Que Clemen estaría feliz de que el dinero que tanto sacrificio le costó ganar y luego ahorrar, pues se destine a lo que ella quería: la investigación en Aragón. Para ella no llegó a tiempo, pero gracias a su generosidad mucha gente se va a beneficiar en un futuro de esas terapias que servirán, seguro, para salvar muchas vidas.