“Uno para todos, todos contra el bullying”. “Por Pol y por todos”. Son algunas de las frases que pueden leerse hoy en la fachada del instituto en el que estudiaba el menor de 15 años con autismo que se lanzó desde el balcón de un cuarto piso en La Ràpita, Tarragona. Su caso, que se produjo coincidiendo con la semana en que también las dos hermanas gemelas de Sallent intentaron quitarse la vida precipitándose al vacío, muriendo una de ellas, ha vuelto a generar una enorme conmoción, alertando de los peligros de la lacra del acoso escolar.
Ha sido el padre de Pol el que ha denunciado el caso explicando que el adolescente era víctima de burlas en el centro educativo; una situación que le habría llevado a intentar suicidarse el pasado lunes. Ahora, se encuentra hospitalizado tras sobrevivir “milagrosamente” a “una caída de 14 metros”.
Tiene "brazos, piernas y dos costillas rotas, además de dos vértebra fracturadas" y "ya lleva varías cirugías", según ha contado su padre, Josep Gual Rebull, a través de las redes sociales y “a petición” de su hijo Pol, quien ahora desea que el suceso sea difundido para que sirva de ayuda a otros y para que impulse la necesidad de acabar con el bullying y todas las conductas que lo alientan, defienden o propulsan.
Cumpliendo con ese deseo, el progenitor contaba a través de Facebook que la familia estaba pasando “los peores días” de toda su vida. Acompañando su publicación de una foto de Pol en el hospital en la que se puede ver la gravedad de su estado, su padre cuenta que “tiene un grado de autismo” y “dificultades para relacionarse”, explicando que es alguien “muy inteligente” que “se da cuenta de todo lo que le rodea”.
Antes de lanzarse al vacío desde aquel cuarto piso, el menor había dejado un mensaje escrito en el que contaba que no quería vivir "en un mundo donde la mala gente es aplaudida y las personas sensibles, nobles y de buen corazón siempre tienen las de perder".
A este respecto, el padre señala que Pol era víctima de risas y expresiones como "este tío es un rarillo, míralo cómo se mueve, no se relaciona con nadie"; burlas que le hacían sentirse mal y terminaron por llevarle a una situación límite.
"Y así estaba completamente solo día tras día, en la hora del patio, en la biblioteca, para no recibir burlas hasta que llega un día en el que su mente lógica dice ...qué hago yo aquí, ya no me quedan momentos de felicidad”, cuenta el progenitor, que explica que "los padres son muy importantes" pero "en esta fase de la vida la relación con sus iguales es vital".
Ahora, Pol "quiere ponerse bien para empezar una nueva vida y poder explicar su experiencia y concienciar a los adolescentes de que con su actitud pueden provocas estas situaciones".