En el caso de las gemelas de Sallent, un grupo de padres y madres ha acudido hoy para protestar contra el bullying al Instituto de las niñas. La familia sigue destrozada, su abuelo habla de pesadilla, y más al conocer más detalles del día a día de Leila y Alana en su instituto. Un acoso por la lengua que hablaban, por la zona de la que procedían, por el género en el que una de ellas se sentía más cómoda. Sí, un monumento a la intolerancia que dice mucho de la sociedad que se construye.
Los padres ya han dejado claro que desean abandonar Sallent, un lugar donde sus hijas han vivido la intransigencia, el racismo y cada vez parece más claro que el bullying a edades muy tempranas. El instituto de ambas dice que revisará protocolos. Hará bien. Pero también las familias de los acosadores deberían apuntarse la tragedia. Algo se está haciendo muy mal.
Y no es algo aislado. Justo cuando sabemos que un joven de 15 años con autismo también ha intentado quitarse la vida por sentirse acosado, una pandemia de nuestros días. Y el mismo día que una madre ha llegado a amenazar de muerte a un menor de 7 años por presuntamente, acosar a su hijo- En una reunión con responsables del centro, estos han reconocido que tuvo que separar a las gemelas en varias peleas, y lamentan no haber detectado el grado de acoso que podrían estar sufriendo. Tras el funeral este fin de semana por la niña fallecida, el propio padre ha dicho que su hija quería que la llamasen Iván, algo que provocaba burlas. Mientras los Mossos siguen investigando.
A partir de todas las informaciones, los Mossos investigan el entorno completo de las menores para determinar qué tipo de acoso estaban sufriendo. Los agentes preguntan a familiares, a compañeros de la escuela, a los amigos y también investigan las redes sociales de las gemelas. De momento, la hipótesis que toma cada vez más fuerza es la del acoso escolar tras saberse que Alana, la gemela que falleció, había tomado la decisión de cambiar de sexo y se identificaba como Iván.
“Un grupo de personas a menudo hacían un círculo a su alrededor y las empujaban mientras las insultaban. Los reprochaban que vinieran de fuera”, destapa el diario Ara. Los alumnos describen situaciones extremas como que “la semana pasada empotraron Ivan contra un vidrio”. Añaden que de Alana se mofaban porque quería que le llamaran Iván, y también se mofaban porque se sentía un chico: “Le llamaban expresamente Alana y se reían porque llevaba el pelo corto”.
El Observatorio contra la Homofobia de Catalunya (OCH) ha calificado de "asesinato social" la muerte de la niña de 12 años que se arrojó junto a su hermana gemela.