Encuentra en una botella en el Océano Atlántico en A Coruña las cenizas de un surfista de Georgia

  • Un vecino de A Coruña descubrió una botella a las orillas del mar cuando daba un paseo

  • En el interior de la botella se encontraban las cenizas de una persona de Georgia, EEUU

  • Un joven surfista de Florida que falleció a los 35 años decidió que sus restos se repartieran por el mundo

El pasado sábado 21 de enero, un vecino de As Mariñas, en A Coruña, descubrió una botella a las orillas del mar cuando daba un paseo. El hombre no se esperaba encontrar en su interior las cenizas de un surfista de la otra parte del mundo. Este mismo enero, otra pareja de Galicia encontró otro mensaje en una botella que llevaba 12 años navegando sin rumbo.

Secundino estaba dando un paseo por las piedras del mar en la zona de A Centinela cuando se encontró una mini botella de whisky protegida con poliuretano verde. Por curiosidad, decidió cogerla para ver qué había en su interior.

La botella con las cenizas fue lanzada al mar en 2020

"El papel tenía la dirección del remitente. Procedía de Atlanta, Georgia (USA) con un mensaje que ponía en inglés “ábreme” y el número 44, que era el número de la botella, osea, que había al menos otras 43 botellas más repartidas por el mundo", explica el hombre al medio local Telemarinas.

Al abrir la botella descubrió un mensaje lanzado en marzo de 2020, por lo que la botella llevaba tres años flotando por el Océano Atlántico: "Dentro había otro mensaje, además de un pequeño tubo de plástico trasparente de unos 5 cm con un tapón en cada punta. En un principio pensé que si era droga, pero al leer la nota ya me di cuenta de que no, eran las cenizas de una persona que estuvieron surcando los mares casi tres años", explica.

En el mensaje se hace referencia a Paul Nichols, un joven surfista de Florida que falleció a los 35 años de edad. Tras su muerte, lo incineraron y cumplieron su última voluntad: que se esparcieran sus cenizas en el lugar donde se encontrasen las botellas repartidas por todo el mundo.

Este vecino no dudó en cumplir la voluntad de Paul y esparció sus cenizas por la costa de Oia: "Ahora, parte de sus restos ya descansan en la costa de Oia", confirma.

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