El juez ha enviado a prisión al asesino confeso de Natalia, la mujer desaparecida en Málaga y cuyo cadáver apareció hace unos días desmembrado en una playa. Ayer le mostró a los agentes cómo tiró al mar la cabeza y las manos. Previsiblemente, el otro detenido, un amigo, pasará hoy a disposición judicial. Leonel tenía antecedentes por violencia machista y una orden de alejamiento pero sin vigilancia alguna.
Precisamente la detención del amigo ha sido clave. Porque hasta que no arrestaron a este cómplice, Leonel, el asesino confeso, no ha admitido el crimen. Fue el amigo quien le dijo a la Policía que le llevó a él y a Natalia a una playa de Marbella.
Después, ya en la reconstrucción de los hechos, Leonel ha contado a los investigadores cómo mató a Natalia y cómo se deshizo del cuerpo.
Leonel ha declarado que le dio un golpe a su víctima y la descuartizó. Le cortó la cabeza y las manos y le abrió el abdomen para quitar un tatuaje que la identificaba.
Los investigadores, que lo han grabado todo desde el aire, han mirado en pozos y cavado en las dunas de la playa buscando vestigios y la sierra para comprobar la versión.
El acusado ha explicado como tiró la cabeza y las manos al mar, que los GEA siguen buscando. El cuerpo mutilado fue encontrado a 3 kilómetros arrastrado hasta las rocas. La terrible imagen dio la vuelta al mundo en redes hasta que la vio la familia de Natalia y llamaron a la policía.
Tras la denuncia de la familia, detuvieron a Leonel aunque acusado por delito de quebrantamiento. Natalia le había denunciado por malos tratos y le habían condenado a seis meses de prisión, que tras un acuerdo con el fiscal se convirtieron en suspensión de dos años durante los cuales no podía delinquir.
Sin embargo, Leonel no tenía vigilancia de ningún tipo y el 7 de enero Leonel consiguió llevarla a la playa donde dice que la mató. El día 6 Natalia había hablado con su hijo en Colombia.