Dolor, pesar y desconsuelo en Girona después de que las últimas tormentas que han golpeado a la región hayan causado la muerte de una bebé de solo 20 meses tras el impacto de una bola de granizo en La Bisbal d’Empordá, además de provocar numerosos daños y desperfectos, dejando destrozadas múltiples viviendas, vehículos y negocios, entre otros. Algunos de los afectados, también heridos por las enormes piedras de granizo que cayeron, coinciden en relatar el miedo vivido en el momento, como explica Jordi, quien tuvo que acabar refugiándose bajo su tractor en mitad del bosque tras sufrir un fuerte impacto en la cabeza.
“Estaba en el campo recogiendo pacas redondas y estaba llamando mi mujer, diciéndome que estaban cayendo piedras en casa”, cuenta, expresando que en ese momento le dijo que donde él se encontraba había sol y no sucedía nada. Sin embargo, tan solo unos instantes después comenzaba a llegar el granizo, tras lo cual cortó la comunicación para intentar encontrar refugio en el bosque con su tractor.
“De repente oía como bombas: ‘¡Pum! ¡Pum! Le dije (a mi mujer): te dejo que voy a ponerme debajo del bosque”. “Caían piedras muy grandes. Bajando del tractor me cayó una en la cabeza. Llevaba gorra también, y me metí debajo de él”, relata, señalando que permaneció allí durante “cinco o diez minutos” en los que no dejaba de escuchar el fuerte ruido provocado por el granizo.
Ya debajo del tractor, en un momento dado se llevó la mano a la cabeza, comprobando que el impacto de una gran ‘piedra de hielo’ le había dejado sangrando. Fue entonces cuando, reconoce, empezó a asustarse, hasta que la tormenta amainó y pudo salir.
Lo siguiente que hizo, tal como ha relatado ante las cámaras de Informativos Telecinco, fue dirigirse a casa para lavarse y, a continuación, acudir a un CAP; a un centro de atención primaria de La Bisbal d’Empordá, localidad de luto tras la muerte de la bebé de 20 meses tras el impacto de un granizo de unos 10 centímetros en plena tormenta.
“Entrando a La Bisbal también estaba todo destrozado: coches, casas, todo. Incluso, dentro del CAP de La Bisbal, en las camillas, todo estaba lleno de cristales, también en el suelo, porque tenían claraboyas… Todo roto”, cuenta Jordi, explicando la situación que se encontró al llegar allí.
“Me curaron, me dieron cuatro puntos y otra vez a casa y a trabajar”, señala, pasado el susto.