El calentamiento global avisa: incendios, reventones térmicos y la sequía, que pone en riesgo al planeta

Los incendios, los fenómenos climáticos adversos y la sequía son claros síntomas del calentamiento global. Los expertos lo venían advirtiendo desde hacía décadas y los políticos los ignoraban. Ahora, ya es evidente que sufrimos la peor sequía en los últimos 500 años, algo que van a influir en nuestra vida e incluso de forma determinante.

La otra cara que no es tan evidente es la repercución que puede tener en la economía mundial. La escasez hídrica en los principales ríos de Europa pone en riesgo es abastecimiento de energía y las conexiones comerciales.

La tierra muestra sus heridas en forma de ríos secos o con apenas caudal dejando embarcaciones varadas y peces muertos. Las previsiones no son optimistas para Europa.

En el Danubio, decenas de barcos permanecen fondeados, al no tener calado suficiente para navegar por el mítico río;. gigantescos bancos de arena frenan también el comercio fluvial en tramos del Rin, donde los cargueros de carbón van al tercio de su capacidad, provocando grandes pérdidas a las empresas.

Alemania, que la mayor parte de sus mercancía se mueve en transporte marítimo, podría verse obligada a paralizar por completo la navegación por el Rin amenazando la llegada de suministros para la industria. 

Francia paraliza sus centrales nucleares por el calentamiento del agua de los ríos 

 Los cruceros y las barcazas turísticas tampoco pueden operar en algunos ríos como el Loira donde hoy se puede cruzar caminando de lado a lado.

  En Francia las centrales nucleares son responsables de más del 70% de su electricidad cesan temporalmente su actividad, y los suministros de los embalses de energía eléctrica que abastecen Noruega se han hundido a su punto más bajo en 25 años, lo que impulsa los precios de la energía en toda Europa.

Las centrales eléctricas ubicadas en los ríos Ródano y Garona han tenido que reducir su producción de electricidad a mínimos porque los reactores nucleares superan los límites de temperatura a los que están sujetos sus vertidos a los ríos para preservar la biodiversidad.

 Quizá así, tocándonos el bolsillo, seamos capaces de reaccionar al grito desesperado del planeta.