El incendio de Venta del Moro, en el límite entre Valencia y Cuenca, ha arrasado ya 1.300 hectáreas. Ahora presenta una evolución favorable gracias a la lluvia de ayer por la tarde, que también ha permitido que se vean ya los daños que ha dejado el fuego a su paso. Hay muchos vecinos afectados.
El fuego se ha llevado lo que más quería. Ángel tuvo que salir corriendo y solo logró rescatar a sus perros. "Los animales es lo que más siento. Me da igual el dinero, al fin y al cabo se repone", explica. Paco se ha encontrado un terreno humeante y lleno de ceniza. Parte de su finca también ha quedado arrasada. "Se han perdido ya muchos almendros para siempre", comenta.
De sus campos de cultivo, poco va a recuperar. "Realmente la rama está quemada", agrega. Los vecinos siguen en vilo tres días después. "Ahora está todo muerto", señala una mujer. Lo que más les preocupa a los equipos de extinción es el flanco izquierdo, el que limita con el parque natural de las Hoces del Cabriel. "Aún no se va a dar por estabilizado mientras haya puntos calientes", comentan las autoridades.
No obstante, las tormentas de las últimas horas han ayudado a frenar el avance del incendio. También los drones de la UME, que durante toda la noche han estado vigilando los puntos calientes, lanzando el dispositivo hacia el perímetro.
Un perímetro que se mantiene estable, con 1.300 hectáreas arrasadas. "De ayer a las 18:00 horas estamos sin llama", añaden las autoridades. Unos 300 efectivos siguen refrescando la zona afectada. Esta tarde se esperan fuertes vientos.