Una de las víctimas de Jorge Ignacio Palma no ha querido revivir el infierno. Pero otras supervivientes de las fiestas blancas de Jorge han querido hablar. La primera de ellas ha hablado con un biombo para impedir que el acusado la viera. Recuerda aún, a fuego, el encuentro con Jorge Ignacio Palma. “Fue el 24 de octubre. Recuerdo la fecha porque la tengo marcadísima. Me pidió si hacía fiesta blanca. Le invité a tomar una bebida y me dijo que no bebía. Tampoco me dejó fumarme un cigarro”. Lo que sí hizo Jorge fue sacar una bolsa de cocaína considerable.
La joven recuerda a un Jorge Ignacio poco hablador, algo antipático. "Puso dos rayas de cocaína. Empezamos la relación. Insistía mucho en que consumiera", señala la joven. El modus operandi parece que se repite. De nuevo, Jorge ha introducido piedras de cocaína en el sexo de la joven, que estuvo una hora convaleciente. "Con esta cantidad me dará una sobredosis. Estás loco. Casi me matas’”, le dijo. La reacción de Jorge es fría. "Ni se preocupó por mí. Cuando le dije que había encontrado las piedras de cocaína se introdujo una de ellas en el agujero de su pene”.
La testigo comenta que la segunda vez que Jorge Ignacio contactó con ella también fue con el contexto de realizar una “fiesta blanca”. En el segundo encuentro, el acusado no llegó a sacar la droga. “Vino de una manera muy extraña. Lo vi violento. Me dijo: ‘cállate que hablas mucho’. Cada vez se ponía más agresivo. Me asustó muchísimo.”
Otra de las víctimas que presentó la denuncia cuando salió en los medios de comunicación el caso de Marta Calvo se citó en tres ocasiones con Jorge Ignacio. “En la primera cita me estuvo preguntando si consumía y si podíamos hacer una ‘fiesta blanca’. Le dije que sí. En la segunda cita trajo la droga y él no quiso consumir. Me dijo que volvía de una fiesta. Le dije que si él no consumía yo tampoco y se enfadó y se fue”.
En la tercera cita, la víctima y el acusado habían quedado en un hotel y Jorge Ignacio le pidió que fueran a su casa en Manuel, pero la joven no quiso desplazarse en un coche que no fuera el suyo así que se quedaron el hotel. “Sacó un cilindro bastante grande con cocaína. Esparció la droga en un plato. Había puesto una cantidad que no consume nadie. Ni siquiera las personas que son muy adictas”. A lo largo de la cita, la víctima notó que Jorge le había introducido “una roca como un grano de uva” en su sexo, que el ardía. Y protestó. Eso no era una fiesta blanca. Así que pidió ayuda y huyó. La esperaba un joven, una nueva cita que se enfrentó a José Ignacio. Este le dijo que él no se iba a pelear a puñetazos sino que era de los balanceaba (tiroteaba).