El 'foie', 'foie gras' o 'fuagrás' es uno de los grandes manjares gastronómicos. Ahora bien, los métodos que se utilizan para su producción le han cerrado ya muchas puertas en el mundo. España es de los pocos países europeos, junto a Francia y Hungría, donde se permite el engorde artificial y forzoso del hígado de oca, ganso o pato.
Una delicatessen para muchos la que supone saborear un poco de foie, que se traduce en el sacrificio de estos animales. A los cuatro meses de vida se les empieza a cebar. "Les van engordando con un tubo de 30 centímetros y van aumentado la dosis hasta que llegan a los dos kilos de pasta diarios, de manera que el hígado degenere, crezca y, así, se produce el foie gras". Y de ese hígado engordado de manera artificial nace este manjar. El 90% se hace en Europa, pero en muy pocos países. Solo en cinco, entre los que se encuentra España.
Los animalistas, en pie de guerra, reclaman que esta alimentación forzada, lejos mantener felices a los animales, como aseguran algunos productores, es una tortura.
Los productores aseguran que cumplen la ley y que sin la prohibición de Bruselas nada se puede hacer. La recogida de firmas en su contra sigue. Algunos rostros conocidos, como el de la actriz Sara Sálamo, dan la cara por salvar a estos animales de una muerte segura.