Un ritmo de vida acelerado, falta de sueño, excesiva actividad física o mental... las causas del cansancio son muy variadas y, aunque la mayoría de las veces responden a factores controlables, sentirse fatigado también puede ser causa de alguna dolencia o enfermedad subyacente. ¿Qué es el cansancio? ¿Cuáles son los tipos de cansancio y qué significa cada uno de ellos?
Todos conocemos los síntomas que implica el cansancio: agotamiento, debilidad, sueño, falta de concentración... Es normal padecerlo de vez en cuando y lo habitual es conocer las causas que lo provocan. Por ejemplo, no dormir lo suficiente o tener una mala calidad de sueño, realizar esfuerzos físicos o mentales excesivos, el estrés, una alimentación poco saludable que nos lleve a experimentar carencias nutricionales... Lo importante es identificar qué tipo de cansancio padecemos para poder actuar en consecuencia, especialmente si esta sensación interfiere en nuestro día a día, si persiste o si se puede relacionar con alguna enfermedad cuyo síntoma sea la fatiga.
En general, el cansancio se asocia con falta de fuerza y energía física y/o mental, y cada una presenta matices que pueden ayudarnos a identificar la causa que lo provoca.
Cuando el cansancio responde a una causa aparente, ésta suele consistir en falta de sueño (por dormir pocas horas o por no descansar adecuadamente), cansancio laboral o profesional, cambios de hora y de estación con más horas de luz (por ejemplo, existe la llamada astenia primaveral, aumento o descenso de las temperaturas, incorporación a la vida laboral tras las vacaciones...
Sin embargo, las causas no aparentes del cansancio recogen todo tipo de enfermedades de las que el agotamiento es uno de sus síntomas. Normalmente será necesario analizar qué otras sensaciones experimentamos para dar con un diagnóstico certero.
Por ejemplo, el cansancio puede ser causa de una anemia, así como de enfermedades cardiovasculares, de una infección vírica o bacteriana, de una inflamación, de diabetes, de enfermedades neurológicas, de un déficit de vitaminas, de alteraciones hormonales como la de la tiroides... También puede tener que ver con algún tipo de cáncer, así como con trastornos alimentarios, efectos secundarios por el consumo de medicamentos, depresión, estrés, apnea del sueño o embarazo.
Es difícil dar con la clave de la causa del cansancio cuando éste no tiene motivo aparente: lo mejor que puedes hacer antes de acudir a tu médico es preguntarte desde cuándo sientes cansancio, de qué forma se manifiesta, así como recapacitar acerca de tu estilo de vida y cómo éste puede influir en la presencia de debilidad física o mental. También ayudará en tu diagnóstico identificar otros síntomas e informar a tu médico acerca de cualquier enfermedad que ya padezcas o que hayas padecido en el pasado, antecedentes familiares, etc.
Tu médico podrá realizar pruebas como análisis de sangre para identificar una posible anemia, y también es conveniente descartar alteraciones hormonales, falta de aporte vitamínico, etc. Es habitual que el cansancio desaparezca si corregimos algunas rutinas, como las relacionadas con la alimentación, el sueño o la actividad física y mental. La relajación también puede ser clave para mejorar en este aspecto, reduciendo los elevados niveles de ansiedad con los que convivimos regularmente, a pesar de su carácter perjudicial para nuestra salud.
Además, es posible experimentar cansancio crónico o agudo y, cuando esto ocurre, la causa suele encontrarse en alguna enfermedad psicológica o crónica que padezcamos. En cuanto al agotamiento emocional, éste consiste en el aquel estado en el que nos sentimos sobrepasados por un alto nivel emocional. En estos supuestos perdemos la capacidad de controlar la situación, de tomar decisiones, de afrontar problemas... todo ello unido con falta de motivación. Se trata de una dolencia concreta, similar a la fatiga mental que, tal y como explica Salud Savia, consiste un estado de agotamiento psicológico y físico debido a un estrés mental continuo y una situación emocional excesiva.