¿Por qué la frase “si tú no te quieres nadie lo hará” es peligrosa para nuestra autoestima?

  • La autoestima no sólo se ve afectada por el físico, hay muchas inseguridades sobre nuestra forma de ser, de pensar o de sentir que vivimos en silencio

  • ¿Cómo se forma y destruye la autoestima? Analizamos cómo nos afecta que nuestros seres queridos nos traten mal

  • Marina Pinilla, psicóloga, explica por qué la frase “si tú no te quieres, nadie te va a querer” es en realidad muy dañina

El amor propio es un acto revolucionario. Cuesta trabajo, un ejercicio de autoconocimiento enorme y, en algunos casos, terapia psicológica. Este esfuerzo se debe en parte a que vivimos en una sociedad que nos machaca y nos intenta hacer creer que nunca somos suficientes.

La autoestima no hace referencia sólo al físico

La misma tienda que te vende camisetas con el texto 'Quiérete', tiene sólo tallas hasta la L. Sales a la calle frustrado y en la marquesina del autobús una crema te promete borrar todos tus “defectos”: acné, celulitis, arrugas, estrías… Sólo le falta incluir la felicidad en la lista. Y por si fuera poco, el auge de los filtros de Instagram ha hecho que ese ideal de belleza tan difícil de alcanzar se convierta directamente en algo imposible.

Más allá del terreno de lo físico, están esas inseguridades que vivimos en silencio y que normalizamos. Quién no se ha sentido desbordado por el síndrome del impostor al empezar un trabajo nuevo. “No puedo”, “soy un fraude”, “todos se van a dar cuenta de que soy un inútil”. Quién no se ha sentido el bicho raro en una fiesta, como si todas las frases que saliesen de su boca molestasen a los demás, convirtiéndose en un estorbo para sus amigos, sus compañeros de clase o su familia, que en realidad le adoran. Quién no ha empezado una relación de pareja con una mochila de miedos por un ex que le convenció de que nunca merecería amor. Y es que aunque la autoestima a menudo se asocie a lo físico, gran parte se construye a partir de nuestra personalidad, habilidades, capacidades y, por supuesto, vulnerabilidades.

Cómo se forma (y se destruye) nuestra autoestima

El amor propio depende directamente de nosotros, pero hay una influencia indirecta muy importante: nuestro entorno. Las series de televisión o películas que vemos, los influencers a los que seguimos en Instagram, la forma en la que nuestros padres nos han educado, nuestros compañeros de colegio y amigos durante la adolescencia, el primer amor, los profesores de universidad, nuestro jefe y compañeros de trabajo… Todos aportan su granito de arena en la construcción de nuestra autoestima, aunque seamos nosotros quienes recogen esos granitos y los colocan en un montón.

Estas personas que nos rodean pueden aportar granitos de arena suave que dan lugar a una autoestima sólida, o tirarnos piedras que derriban lo que tanto nos ha costado construir.

Además, cuando de forma constante nos dicen que no valemos, sobre todo si esta creencia viene de varios entornos, acabamos siendo nosotros mismos quienes cogemos las piedras y nos las lanzamos con dureza.

¿Merecemos amor cuando no nos amamos a nosotros mismos?

La forma en que nos hablamos tiene un papel muy importante en la autoestima, y existe una frase que parece inofensiva o incluso positiva, pero que puede llegar a minar nuestro amor propio: "Si tú no te quieres, nadie te va a querer".

Todos la hemos dicho a un amigo con problemas de amor propio, pero si nos paramos a reflexionar nos daremos cuenta del mensaje tan dañino que esconden estas palabras.

Si tu autoestima está por los suelos, es mucho más fácil que tus relaciones tengan dinámicas tóxicas. Poco a poco te convences de que no mereces cariño, que no vales para nada, y que si las personas que supuestamente te quieren y te cuidan te tratan mal, es porque de verdad te mereces que te traten así. Entonces, ¿si tú no te quieres los demás tienen derecho a tratarte mal?

El respeto y el amor que los demás nos dan no debe depender de nuestra autoestima. Para empezar, todos los seres humanos nos tenemos derecho a un trato digno, pero si encima estamos hablando de relaciones más cercanas, nos merecemos amor y cariño independientemente de si nosotros somos capaces de dárnoslo.

Que tus padres, tu pareja, un amigo, un compañero de clase o un jefe se aprovechen de tu baja autoestima para seguir tratándote mal es injusto y no es culpa tuya por no quererte. Es más, gran parte de la culpa de que tu amor propio esté deteriorado recae sobre esas personas que te tratan mal y re responsabilizan por ello.

Cambiemos la frase: "Si tú no te quieres, te mereces que te quieran todavía más y que te hagan ver lo mucho que vales".

El autocuidado nace del cuidado mutuo. Construyamos relaciones basadas en la empatía y entendamos que todas las personas pueden pasar malas rachas, y que es precisamente en esos momentos cuando nuestro apoyo será indispensable.