El verano se acerca y, sea cual sea nuestro plan de vacaciones, hay una cosa clara: es fundamental usar protección solar si vamos a estar al aire libre en las horas de mayor incidencia para evitar problemas cutáneos. Para conocer cómo debemos cuidar la piel debidamente lo principal es saber qué tipo de piel tenemos. ¿Sabes cuál es tu fototipo?
Muchas veces el miedo a no ponernos morenos hace que usemos un factor inferior al que realmente necesitamos. Esto no solo no es cierto, puesto que el factor de protección solar, lo que se conoce como FPS o SPF, lo que nos indica es cuánto tiempo puede estar expuesta la piel a los rayos UVB sin sufrir quemaduras (el factor 15, por ejemplo, indica que la piel tardará 15 veces más en quemarse que sin protección), sino que además puede causarnos graves problemas, desde enrojecimiento molesto hasta un melanoma.
Por supuesto algo muy a tener en cuenta es que, si te echaste la crema protectora hace dos horas y desde entonces te has bañado o rozado con la toalla, entonces es recomendable ir reponiéndola. Pero todo esto sirve de poco si no sabemos qué tipo de cuidados requiere nuestra piel. Estos son los tipos de fototipos, según los dermatólogos, que deben identificarse en la parte de la pierna sobre los tobillos o detrás de la rodilla o el antebrazo, donde la piel es más clara.
Las personas con este tipo de piel son muy blancas, generalmente albinas o pelirrojas, y a menudo con pecas en la piel. Sin protección, este tipo de piel no solo puede sufrir intensas quemaduras solares, sino que además se descamará de forma ostensible, avisan en una publicación Deiry Marína y Alfonso del Pozoa, especialistas de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona.
Son algo más morenos que los anteriores, pero su piel es igualmente de un tono blanco lechoso y rara vez se pigmenta. Suele coincidir en personas de ojos azules y pecas que se exponen poco al sol, y se quemará con facilidad a menos que usemos un buen protector solar.
Es de los más habituales en nuestro país. Piel blanca (caucásica) que no suele exponerse al sol pero coge color en verano y puede sufrir quemaduras si no se protege.
Las personas con este fototipo no suelen quemarse o lo hacen de manera moderada sin protección y tienden a ponerse morenas con facilidad. Son desde europeos con la piel algo más oscura (mediterráneos, generalmente) hasta habitantes del sur de Asia, por ejemplo.
Este tipo de piel es más amarronada, típicamente de procedencia árabe o latina, por ejemplo, y raramente se quema. Además se pigmenta con facilidad e intensidad.
Son las personas de raza negra, cuya piel es más resistente y se broncea más rápida y profundamente.
Para los fototipos de entre 1 y 2, se recomienda una protección solar de mínimo 50, mientras que en el tipo 3 podrán usarse 30 o 50, siendo más recomendable el FPS 50.
Del fototipo 4 en adelante, se deberá usar el factor 30, puesto que la protección que aporta el factor 15 puede quedarse corto.
No obstante hay otros parámetros a tener en cuenta en el cuidado de la piel, como es la edad, un embarazo, o el entorno en el que nos encontramos. La incidencia del sol es mayor en la nieve (del 80%) que en la arena y mayor en la arena que dentro del agua. También es útil consultar los niveles de radiación ultravioleta previstos para cada día, que publica cada día la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). En España, los mayores niveles de radiación UV suelen darse en las islas Canarias.