Las pieles grasas en verano sufren el doble, con el calor y la humedad aparecen los brillos y aunque el agua del mar y el cloro la resecan, también hacen que la piel produzca más grasa para compensar y pueden aparecer incluso granitos. En cuanto a las pieles secas, si bien se benefician de la humedad, también sufren mayor deshidratación con el sol y los baños veraniegos que aceleran el envejecimiento cutáneo.
Limpieza, un mantra diario para la mañana y la noche
Limpiar el cutis de día y de noche debe convertirse en una norma básica para todo tipo de piel, pero si tienes la piel grasa, debería ser un delito no hacerlo. Es la mejor manera de mantener el sebo a raya evitando que se obstruyan los poros y aparezcan granos y puntos negros. Elige productos libres de aceite y especiales para pieles grasas. Termina siempre aplicando un tónico astringente que, además de controlar el exceso de grasa, ayuda a cerrar los poros.
En el caso de la piel seca, la limpieza diaria (también diurna y nocturna) debe hacerse con productos suaves: agua micelar, leche o aceite limpiador. Si te gusta terminar aclarando el rostro, debes hacerlo con agua tibia porque el agua caliente provocará más sequedad.
Hidratación, la clave para evitar el efecto rebote
Aunque las pieles grasas puedan llegar a tener mejor aspecto con los baños en el agua del mar y de las piscinas, lo cierto es que si no la hidratas bien se va a producir un efecto rebote cuando terminen tus vacaciones. Lo que sucede es que la piel se defiende de la sequedad produciendo aún más sebo y por eso es tan importante mantener los niveles de humedad. Utiliza cremas hidratantes de texturas ligeras, por la noche incluso puedes sustituir la crema por un sérum hidratante.
En cuanto a las pieles secas, es difícil que se olviden de la hidratación ya que la tirantez de la piel se la va a pedir a gritos. Durante el día deben optar por cremas que retengan la humedad y durante la noche una nutritiva que reponga los líquidos perdidos durante el día. Finalmente no olvides que beber agua y comer frutas y verduras ayudan a mantener los niveles de hidratación en la piel.
Una mascarilla a tiempo es una victoria
Sí o sí, tanto si tienes la piel grasa como seca, al menos una vez a la semana debes exfoliar la piel y aplicarte una mascarilla. Si tu piel es grasa procura realizar un par de exfoliaciones a la semana, a continuación aplícate una mascarilla purificante para controlar el sebo y limpiar los poros en profundidad. Si tienes la piel seca bastará con que realices una exfoliación suave una vez a la semana y que a continuación apliques una mascarilla hidratante.
El maquillaje, cuanto más ligero mejor para tu piel
En verano, cuanto menos maquillaje mejor, pero si no puedes prescindir de tus básicos, elige los adecuados. Para la piel grasa, cambia las bases líquidas por polvos compactos porque absorben el exceso de humedad y así evitarás los brillos. Para el resto de tu maquillaje opta por los ‘waterproof’. Un truquito son los papeles matificantes, que mantienen la piel libre de sebo durante dos o tres horas. Finalmente, un consejo extra: nunca, nunca jamás, te acuestes maquillada.
En el caso de las pieles secas, es importante hidratar la piel antes del maquillaje y elegir bases líquidas ligeras que no contengan alcohol ni aceites minerales y apuesta por los que contienen ingredientes que retienen la humedad, como el aceite de almendras o el karité y para los labios, en verano olvídate de los labiales mate, te dejarán los labios resecos. En su lugar elige barras untuosas, bálsamos y brillos labiales.