La Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue rectificando. El director de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Mike Ryan, pidió hoy disculpas a la opinión pública por la actual confusión que reina respecto al uso de hidroxicloroquina como tratamiento para pacientes de COVID-19, con estudios científicos contradictorios. "Nos disculpamos colectivamente por la imagen de confusión que los estudios pueden dar, pero hay que seguir las evidencias científicas y asegurarse de que las personas que entran en estos ensayos clínicos lo hacen de una forma segura y que dé prioridad a su bienestar", destacó en rueda de prensa.
La OMS ha seguido con sus rectificaciones al recomendar hoy que, en lugares con transmisión generalizada de coronavirus todas las personas que no puedan mantener con otras la distancia de dos metros, como por ejemplo en el transporte público, tiendas o espacios cerrados con mucha gente, utilicen mascarillas o tapabocas de tela. En una actualización de su guía de consejos sobre este elemento de protección, la organización considera que a medida que los países van levantando las medidas de confinamiento y las restricciones de movimiento es necesario que las personas las utilicen para protegerse en situaciones en las que no se puede aplicar la distancia social recomendada.
Hasta ahora, la OMS solo recomendaba -según su guía del pasado 6 de abril- el uso de mascarillas para la gente que atendía a personas potencialmente contaminadas, o que tenían tos o estornudos; así como para el personal sanitario. Las máscaras recomendadas para el público en general son las de tela, que deben cumplir ciertas condiciones para que realmente representen una protección para el portador y para el resto de la comunidad.
La experta del Departamento de Emergencias Sanitarias de la OMS, April Beller, reconoce que hay nuevas evidencias científicas (a partir de investigaciones de las universidades de Stanford y Colorado) sobre las máscaras de tela, los diversos materiales de los que puede estar hechas y el nivel de protección que confieren. Esos estudios han revelado cuáles son los materiales que pueden actuar como "barrera" a las microgotas que expelen las personas contaminadas cuando tosen o estornudan, y la manera en que deben combinarse para cumplir este cometido. Cierto que hay gente que se resiste a su uso, porque se ahoga o está incómodo, pero parece que las mascarillas se van a convertir en normales. Los niños también tienen sus propias mascarillas y sus recomendaciones.
"Si yo estoy infectada o tosiendo, todo entra en la máscara y no sale por el otro lado, así que es una manera para proteger al resto de personas", comentó Beller. La guía orientativa de la OMS recalca que no todas las máscaras de tela tienen la misma calidad de filtración, uno de las factores determinantes para su efectividad. Los materiales a considerar en la fabricación de una mascarilla eficaz son el polipropileno, el algodón y el poliéster, y la celulosa y la seda como últimas alternativas.
"La distancia es la mejor prevención que existe. Si no es posible, ¿por qué la tela? Porque las mascarillas quirúrgicas deben ser guardadas para el personal sanitario", dijo Beller. Una excepción debe ser hecha para las personas de más de 60 años o que padecen enfermedades crónicas, a quienes ahora la OMS también recomienda el uso de mascarillas médicas.
Beller explicó que lo ideal es combinar las telas y que la mascarilla tenga tres capas, utilizando el material más absorbente (por ejemplo, el algodón) más cerca de la boca, lo que hará que, si se tose, las gotas de saliva se queden allí. Por fuera debería ir el material más repele el agua, como el poliéster, mientras que como filtro (al medio) se podría utilizar el polipropileno, que es el material que se utiliza en las mascarillas quirúrgicas.
En muchos países las mascarillas más utilizadas son las de algodón hechas de manera artesanal, sea porque las mascarillas quirúrgicas escasean, porque están reservadas para el personal médico o porque resultan más baratas. Utilizarlas es mejor que nada, pero el problema que tienen es que "absorben mucho el agua, así que cuando se mojan hay que cambiarlas porque pueden estar contaminadas", mencionó Beller.
Las reglas para la utilización las mascarillas son tan importantes como el material del que estén hechas: hay que lavarse o desinfectar las manos antes de colocarlas, y si se usan por poco tiempo -por ejemplo, para un trayecto en autobús- pueden ser guardadas en una bolsa de plástico para volverlas a utilizar luego.
Lo recomendable es lavarlas todos los días, idealmente a 60 grados y, si esto no es posible, a mano, con agua, desinfectándolas un minuto con cloro y enjuagándolas muy bien a continuación. Otro aspecto a tener en cuenta es que si están muy estiradas, no funcionan; que deben cubrir nariz, boca y mentón, y que deben estar bien pegadas al rostro por todos los lados. Por otra parte, la nueva guía de la OMS señala que todas las personas que trabajan en instalaciones médicas atendiendo a todo tipo de enfermos, y no solo a pacientes con COVID-19, deberían utilizar máscaras médicas.