La protonterapia es un novedoso tratamiento contra el cáncer que es más preciso con el tumor y provoca menos efectos secundarios en los pacientes. El empresario Aless Lequio, hijo de Ana Obregón, utilizó este método para acabar con el síndrome de Ewing que padecía.
En la última entrevista de Ana Obregón en el programa Mi casa es la tuya, Obregón le ha contado a Bertín Osborne qué es lo que hicieron cuando ella y su hijo se enteraron de que él tenía cáncer. El sarcoma de Ewing "es un cáncer que solo da a niños y gente joven. Muy agresivo, no está muy investigado, se trata con quimio u radio", explicó.
"En ese momento estaba la protonterapia, que es con protones. Yo llamé al gran Baselga, que es un oncólogo maravilloso, me volví loca para encontrar su teléfono. Me dijo 'hazte las maletas y vente a Nueva York'"
Josep Baselga fue una figura clave en el progreso de la oncología en España y en el desarrollo de terapias moleculares que han salvado numerosas vidas en todo el mundo.
La protonterapia es una terapia con protones "que promete mejores resultados para los pacientes que se someten a un tratamiento contra el cáncer, al mismo tiempo que puede producir menores efectos secundarios" explican desde el Instituto de Terapia con Protones de UF Health.
Este tipo de tratamiento se puede utilizar para diversos cánceres como el de próstata, pulmonar, de ojos o pediátricos y tiene sorprendentes tasas de éxito a la vez que posibilidades más precisas de tratamiento.
Esta terapia es más efectiva para tratar el cáncer cuando este está localizado y no se ha extendido a otras áreas del cuerpo y está especialmente indicada para el tratamiento de tumores de difícil acceso o cercanos a órganos de riesgo.
Cuando un paciente se somete a la radioterapia, su organismo es expuesto a rayos X, que atraviesan tanto los tejidos sanos como los enfermos. En UF Health lo comparan con una bala, que entra por una parte del cuerpo, llega al tumor, y sale por el otro lado.
Sin embargo, con esta nueva técnica, los protones actúan con mayor precisión, ya que descargan gran parte de la energía en el tumor, De esta forma, los rayos no salen después por el otro lado del cuerpo y menor tejido sano se ve expuesto a la radiación. Este fenómeno, por el que no hay una dosis de salida, se conoce como pico de Bragg.
Gracias a esto, las complicaciones y los efectos secundarios son menores, y el tumor se ve expuesto a mayor cantidad de radiación, lo que también aumenta las probabilidades de mejoría del paciente.
En estos momentos existen 27 clínicas que llevan a cabo este tratamiento en Estados Unidos y 20 en Europa.