Oruga procesionaria: qué es, por qué es peligrosa y qué hacer si tiene contacto con tu perro

  • El contacto de tu mascota con esta oruga puede ser mortal y debe tratarse siempre como una urgencia veterinaria

  • El simple contacto con la piel de tu perro puede provocar lesiones importantes, siendo el caso más grave su ingestión

  • Para evitar este tipo de contacto, reduce los paseos en zonas de pinares, especialmente durante los meses de primavera

El contacto de tu perro con la llamada oruga procesionaria del pino puede tener consecuencias letales o, como poco, provocar importantes molestias en tu mascota. Se trata de una especie que provoca reacciones tóxicas en estos animales, especialmente cuando se introducen en su boca o son ingeridas. Toma nota de qué es la oruga procesionaria, por qué es peligrosa y qué hacer en caso de intoxicación de tu perro.

Qué es la oruga procesionaria y por qué es peligrosa para tu perro

La oruga procesionaria del pino es un tipo de oruga altamente tóxica y potencialmente mortal para las mascotas: si tu perro entra en contacto con ella, es probable que requiera la atención inmediata de un veterinario, por lo que es importante tener claro qué hacer en estos casos.

Tal y como explica Hospital Veterinario Puchol, la procesionaria del pino o Thaumetopoea pityocampa es una polilla muy extendida en los pinares de toda Europa, especialmente en los de la Península Ibérica. Estas orugas pasan por un proceso de metamorfosis y, al entrar en fase de mariposa, depositan sus huevos en las copas de las coníferas. En ellas eclosionarán un mes después, formando un nido que puede dar cabida a hasta 200 orugas en cada uno de ellos.

Estas orugas, en su fase de larva, alcanzan una longitud de unos 3 centímetros y cuentan con muchos filamentos dorsales que resultan muy tóxicos para los animales. Además, las larvas tienden a descender del árbol para enterrarse en el suelo, por lo que es probable que en esta fase de descenso -que se produce en forma de hilera- tu mascota se tope con ellas, olisqueándolas o, en el peor de los casos, ingiriéndolas.

Cuando este contacto ocurre, lo más frecuente es que aparezca irritación facial; irritación de las patas y, en general, de las zonas que se han puesto en contacto; irritación ocular; daños inflamatorios en la lengua; dificultad para respirar y, en el peor de los casos, shock. La inflamación, ulceración y erosión de la lengua puede incluso evolucionar hasta la necrosis (muerte del tejido) y consecuentemente la pérdida parcial o total.

Además, la hipersalivación, decaimiento e hipertermia son síntomas muy frecuentes en perros que han entrado en contacto con esta oruga. Es también frecuente la rinitis por olfateo de los pelos de la oruga, así como úlceras en la región de la trufa e inflamación de los párpados, denominada blefaritis. Con menos frecuencia puede presentarse uveítis -una forma de inflamación ocular- y úlceras corneales.

Lo más importante en estos casos es acudir a un veterinario cuanto antes para reducir el daño lo máximo posible y evitar un resultado mortal o lesiones permanentes. Por ejemplo, si tu perro se ha comido una oruga de este tipo, será prioritario evitar el desarrollo de un edema faríngeo o la aparición de un síndrome de coagulación intravascular diseminada (CID) y, por supuesto, la muerte del animal.

En cualquier caso, ten en cuenta que siempre que exista un contacto entre tu perro y esta oruga, deberás tratarlo como una urgencia: cuanto más rápido actúes, mayor será la probabilidad de salvar a tu mascota y de que ésta salga ilesa. La hospitalización y monitorización es necesaria en muchas ocasiones, así como el uso de corticoides, antihistamínicos, protectores gástricos o antibióticos.

Para evitar este tipo de contacto, reduce los paseos en zonas de pinares, especialmente durante los meses de primavera, y controla a tu mascota usando una correa.