En tiempos de pandemia, el colegio se ha convertido en un lugar de encuentro y relaciones sociales. Sin embargo, el miedo al covid sigue estando ahí a pesar de las medidas de seguridad y de las aulas burbujas. La maestra Pilu Hernández Dopico nos ha dado unas pautas para lograr que el temor quede fuera de los muros de las escuelas. Ella aconseja “hablar con los niños sin tapujos” y advierte que los pequeños son un ejemplo a seguir. “Parece que han nacido con la mascarilla puesta y saludándose con el codo”.
Si algo bueno nos ha dejado esta pandemia de covid desde el punto de vista académico es que el colegio, para niños y padres, ya no es un lugar en el que ir a aprender… “se ha convertido en un sitio de encuentro y ocio, tiene un valor emocional”.
Para dejar fuera del aula el miedo al coronavirus que tienen muchos niños, sobre todo en determinadas ciudades donde hay mayor incidencia como Madrid y también si han perdido a algún ser querido, Pilu Hernandez Dopico, CEO de El Pupitre de Pilu, recomienda:
No obstante, los niños también notan la diferencia entre el antes y el ahora, explica Hernández Dopico. “Lo que nos ha quitado el covid es lo que nos ha dado, es decir, hemos hecho de lo negativo del covid –por ejemplo el no poder dar besos y abrazos- lo positivo. Ahora valoramos más esos besos y abrazos, especialmente nuestros hijos”.
Este virus ha traído cambios pero sobre todo, en la comunidad educativa “hemos aprendido que, sin duda, los niños se adaptan mejor que los adultos. Ellos no se olvidan de la mascarilla, los mayores a veces sí. Ellos parece como si hubieran nacido con la mascarilla puesta y saludando con el codo”.
Quienes sí parecen tener dificultades para adaptarse a la nueva realidad, señala la docente, son los adolescentes. A partir de los 14 años “les importa un pimiento irse de botellón y luego a visitar a los abuelos”. Eso, señala, es porque “la educación en valores de las escuelas ha fallado y también hay algo que están haciendo mal las familias… algo debemos hacer”.
La pandemia, sin lugar a dudas, traerá cambios en las relaciones sociales pero habrá que esperar para saber cuáles y sobre todo, señala esta maestra, dependerá de lo que dure la crisis. Un claro ejemplo de lo que ya está pasando es que quienes han empezado este año la facultad no van a conocer a gente nueva y se van a perder esos amigos que se hacen el primer año de carrera.
Hernández Dopico aconseja “hablar con los niños sin tapujos” y advierte que los pequeños son un ejemplo a seguir por el simple hecho de “cómo han instaurado en sus vidas la nueva normalidad. Lo han interiorizado todo muy rápido”.