El coronavirus ha puesto de manifiesto las complicaciones que conlleva una crisis sanitaria, especialmente en hospitales y centros de atención primaria. Numerosos pacientes, con otras patologías ajenas a la covid19, sufren las consecuencias de no poder ser atendidos adecuadamente. Los sanitarios piden mayor protección para los pacientes crónicos y advierten que "el cáncer", al igual que otras enfermedades, "seguirán ahí" cuando termine la pandemia.
Los casos de pacientes abandonados por culpa de la covid19 que acaban falleciendo tienen nombre y apellidos. Es el caso de Lidia, cuya hermana ha relatado esta semana que murió después de meses recibiendo el mismo diagnóstico por teléfono y el caso de Sonia, una mujer que falleció el pasado mes de agosto por cáncer de colon con metástasis sin lograr ni una cita presencial con su médico de cabecera.
Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, POP, aporta algunos datos al respecto para Informativos Telecinco. "La situación ha podido afectar a pacientes con distintas patologías y enfermedades no covid. Según nuestro Estudio del impacto de la covid19 en las personas con enfermedad crónica, el 69% de los pacientes crónicos sufrió la cancelación de las consultas que tenía programadas antes de la crisis de la covid19.
"El retraso en las consultas, el aumento de las listas de espera, y la atención sanitaria en general ha provocado el empeoramiento del estado de salud de muchas personas. Cuando hablamos de enfermedades crónicas o con síntomas cronificados hablamos de patologías como esclerosis múltiple, enfermedades raras, del riñón, hepáticas, fibromialgia, VIH, alzheimer, daño cerebral… hay múltiples personas con diferentes patologías que se han visto afectados", señala la presidenta de la POP.
No solo eso. "El miedo al contagio en los hospitales y centros de salud llevó al 22% de los pacientes con distintas patologías y brotes a intentar aguantar todo lo que pudo para no acudir a los centros sanitarios, a pesar de tener síntomas". Y eso va a tener y ya tiene consecuencias. "Esto conlleva a un peor pronóstico porque no se trate a tiempo, y en algunos casos una mortalidad mayor, como puede ser además de en el cáncer, en los infartos u otras patologías del corazón", destaca la presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes.
El impacto de la suspensión y aplazamiento de las consultas, pruebas y cirugías puede suponer un riesgo mayor que el propio covid19. "Entendemos que durante la primera ola de la pandemia los pacientes crónicos no fueran una prioridad, pero 7 meses después no es aceptable, no nos podemos permitir que esta segunda ola haga tanto daño a la salud de los pacientes no covid. No podemos permitir que se sigan aplazando citas, diagnósticos e intervenciones", comenta Carina Escobar, que añade que tenemos que ser conscientes de la "necesidad de realizar un cambio profundo en el SNS", explica.
Como muchos expertos, deja constancia de que "tenemos una atención primaria desbordada y no hay un plan implementado para la gestión de la cronicidad. Ya estamos en la segunda oleada de la pandemia y todavía no vemos medidas de abordaje de la cronicidad, la actividad de las consultas no se ha podido retomar como antes de la pandemia".
La necesidad de la implantación de un protocolo no covid19 en centros sanitarios para continuar otorgando la atención necesaria a los pacientes crónicos parece evidente y en este punto es imprescindible establecer circuitos limpios -diferenciando los casos sospechosos de la covid19 de otros pacientes- en los que se debe dar prioridad en el acceso a las consultas y pruebas a las personas con una enfermedad. En la mayoría de centros sanitarios se están estableciendo estos circuitos, pero "con poca o nula información al paciente, que en ocasiones rechaza ir por miedo".
La realidad es que muchos pacientes en lista de espera quirúrgica siguen sin poder operarse, "y esto es muy grave: aumentan las complicaciones, empeora el pronóstico y disminuye la supervivencia de los pacientes que precisan un tratamiento quirúrgico", señala la doctora del Servicio de cirugía general y del aparato digestivo del hospital Virgen de la Arrixaca, María Dolores Frutos. Según la especialista en Cirugía Bariátrica y Laparoscópica, hay pacientes oncológicos o con otras patologías no oncológicas que amenazan seriamente la salud y si no se operan pueden tener graves consecuencias.
La doctora Frutos ha comentado recientemente en un comunicado que su trabajo ha pasado a ser sólo para atender urgencias quirúrgicas en las guardias, para dispensar consultas telemáticas y para ayudar al resto de especialidades médicas contra la covid19, siendo relegados los servicios quirúrgicos "a un último lugar" y los cirujanos han dejado prácticamente de operar.
"Se ha reducido la actividad quirúrgica a menos de la mitad, e incluso se plantea anularla por completo. De unos 20 quirófanos semanales hemos pasado a 4 y, seguramente, puede que en las próximas semanas no dispongamos de ninguno por la evolución de la pandemia en nuestra Comunidad", añade esta doctora, que es también profesora asociada de la Universidad de Murcia.
A juicio de la doctora, "los gerentes hospitalarios hacen lo que pueden; siguen los modelos de predicción para no colapsar el hospital, dejando camas, respiradores, quirófanos y salas de reanimación libres por el aumento de casos positivos, aunque parece que la gravedad y mortalidad es algo inferior que en marzo".
Muchos pacientes sufren las consecuencias por no recibir la atención necesaria, pero otros pacientes las sufren por el temor al contagio por acudir a hospitales y centros de salud. "Se han mezclado ambas cosas, sí. Durante la primera ola de coronavirus, de marzo a junio, hubo situaciones en las que no se podía atender a la gente y, además, algunos pacientes no iban por miedo. Los hospitales estuvieron colapsados por el tratamiento de covid19, hay datos cuantitativos", explica a Informativos Telecinco el investigador Luis Montuenga.
"Está claro que estamos ante una emergencia sanitaria que ha condicionado la orientación y prioridades en la investigación, pero no podemos descuidar las otras áreas prioritarias, como son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o las patologías neurodegenerativas, que tienen una gran incidencia y mortalidad, mayor que la del coronavirus. Estos pacientes merecen recibir atención de calidad como la que tenían, o mayor", añade.
El doctor Montuenga, investigador del Centro de Investigación Médica Aplicada, CIMA cree que "se ha aprendido la lección" de marzo a junio. "Normalmente los hospitales están atendiendo a los pacientes por dos vías: una de covid y otra de no covid. En la de no covid atienden a los pacientes urgentes y lo están haciendo bien, por ahora. También depende de las ciudades y la incidencia. Hay que mantener las dos vías activas y separadas", subraya.
"Puede aparecer un problema y sería que, por la presión social, se destinen muchos fondos a la investigación de coronavirus, detrayéndolos de la investigación de otras áreas, que también son muy importantes y seguirán después de la pandemia", destaca Montuenga.
El cáncer, una enfermedad de enorme incidencia y mortalidad en todo el mundo, que estaba antes de la covid19, convive con la pandemia y permanecerá cuando nos hayamos deshecho de ella. Sonia, una mujer de Burgos, falleció a causa de un cáncer de cólon el pasado mes de agosto. Su hermana no sabe si estaría viva Reclama que la gente "se va a morir de otras enfermedades si no nos atienden" y denuncia el trato telefónico que recibieron porque "no se puede apreciar el deterioro de las personas ni el sufrimiento".
Aunque en las últimas décadas las cifras de supervivencia han ido mejorando progresivamente, el cáncer todavía es responsable del fallecimiento de ocho millones de personas cada año, de los cuales 1,2 millones son europeos. En la Región de las Américas, el cáncer es la segunda causa de muerte.
El coronavirus ha ralentizado el ritmo de procedimientos diagnósticos, entre otras consecuencias, explica el doctor Montuenga. Se producen "menos biopsias", por ejemplo -se atiende menos en la parte diagnóstica-. Algunos profesionales, cuenta el experto, durante el pico de la epidemia en España, "hicieron cosas muy interesantes" para cambiar las pautas de tratamiento de cáncer, para que pudieran "acudir menos veces al hospital" con la misma efectivdad. En otros casos no se pudo hacer y, por tanto, se retrasaron.
El hecho de no recibir la atención requerida o no acudir por miedo al médico, en caso de poder hacerlo, pueden acarrear malas consecuencias. En el caso del cáncer, recibir cuanto antes el tratamiento puede ser determinante. "El mayor peligro está en los tumores más agresivos, que van más rápido. Un mes puede ser muy relevante, en cuanto a recibir el tratamiento. Pero, más que el tipo de cáncer, depende del estadío del cáncer, de la situación concreta del paciente, si está muy avanzado o es lento. Por ejemplo, en el cáncer de pulmón hay algunos casos que avanzan rápido en pocos meses y otros que son asintomáticos, que se desarrollan poco a poco con los años. En este caso, cuando empiezan a ser sintomáticos, suelen ser más metastásicos", detalla el investigador del CIMA.
La Unión Europea, en su nuevo plan plurianual para investigación e innovación (2021-2027), ha señalado seis "misiones" prioritarias, una de las cuales es precisamente la lucha contra el cáncer. El objetivo general de la "Misión contra el cáncer" será "salvar 3 millones de vidas desde hoy a 2030". Es ambicioso, pero no imposible, si se apoya adecuadamente la investigación.
Entre otros temas, se propone intensificar la investigación para conocer el origen genético del cáncer, desarrollar nuevos programas de cribado y detección precoz, o avanzar en la medicina personalizada. Objetivos atractivos, pero en nuestro país, en contraste con muchos otros países europeos, parece que no se termina de entender la trascendencia de la investigación, aunque vamos mejorando.
"La cuestión del covid nos está haciendo un gran favor a los investigadores y sanitarios, en el sentido de que se entiende mejor la relevancia que estamos haciendo. Por fin se ha visualizado, de manera más general, la necesidad e importancia de la labor de los científicos e investigadores. Esto tiene que tener un correlato en la financiación y ayuda que destinan los gobiernos. No obstante, no debería hacer falta una pandemia para entender la importancia y apoyar a la investigación", opina el doctor Montuenga al respecto.
"España, ya de entrada, tiene una situación mala en investigación -también sanitaria-. Hay que invertir más en investigación general y poner un apartado importante para la covid19, no centrarnos en ello únicamente", explica.
Alemania invierte en investigación el 3% de su PIB, mientras que las cifras españolas rondan el 1,2%. La investigación científica todavía no es un sector priorizado en la economía española. Esta falta de atención prioritaria provoca que un buen número de investigadores sufra la falta de medios para llevar a cabo sus objetivos científicos, inestabilidad laboral, burocratización paralizante, falta de acceso a las grandes tecnologías...
El problema del recambio generacional resulta más serio. La edad media de los jefes de grupos de investigación en España es de 55 años. "Los grupos de investigación envejecen, y la capacidad de estabilización de investigadores jóvenes brillantes en nuestro país es todavía muy limitada, a pesar de los esfuerzos puntuales de entidades públicas y privadas para facilitar el reclutamiento de investigadores jóvenes, formados durante años en centros de vanguardia en el extranjero".
Hace falta invertir generosamente en las nuevas generaciones de científicos, hacen falta incentivos y capacidad de generar motivación en los jóvenes, para que no terminen emigrando a otras zonas del globo donde las condiciones “ambientales” para el investigador son mucho más favorables. Las universidades están formando a muchos más científicos, preparados excelentemente, que garantizarán durante muchos años el relevo generacional en la investigación española.
La Plataforma de Organizaciones de Pacientes, con el objetivo de reiterar su oferta de colaboración y puesta a disposición de los poderes públicos para colaborar en la elaboración de un plan específico frente a la pandemia dirigido a la ciudadanía más vulnerable, ha propuesto una serie de acciones.
1. Potenciar la comunicación entre las organizaciones de pacientes, la administración y el resto de agentes sanitarios. Deben realizarse campañas de información y concienciación dirigidas a la ciudadanía y especialmente a las personas de riesgo.
2. Deben garantizarse los tratamientos a los pacientes evitando que, por falta de información, caducidad de la receta, visados, etc., haya problemas de cumplimiento. La dispensación a domicilio ha resultado muy beneficiosa para muchos pacientes y debemos establecer criterios que nos permitan poder seguir manteniendo este servicio para aquellas personas que lo necesiten.
3. Potenciar y dotar de los recursos necesarios a la atención primaria y comunitaria dando respuesta a las necesidades complejas de las personas con enfermedades crónicas, desde la cercanía de lo local y el compromiso de la comunidad, poniendo en marcha redes de apoyo vecinales y trabajando de manera coordinada con atención primaria.
4. Potenciar la atención a la salud mental, también ligada a la enfermedad y la soledad.
5. Garantizar las medidas de protección tanto a sanitarios como a pacientes para que se pueda mantener la asistencia sanitaria y sociosanitaria en este escenario de convivencia con el virus. El impacto de la suspensión y aplazamiento de las consultas y pruebas puede suponer un riesgo mayor que la propia COVID-19. Para ello se debe habilitar la asistencia tanto por la mañana, como por la tarde, manteniendo los conocidos ya como circuitos limpios –diferenciando los casos sospechosos de la COVID-19 de otros pacientes. Dando prioridad en el acceso a las consultas y pruebas a las personas con una enfermedad. En este sentido, debemos tener especialmente en cuenta los riesgos que corren nuestros pacientes en hospital de día oncológico y no oncológicos, y los centros de hemodiálisis.
6. Un plan de vacunación que priorice a las personas de riesgo. El sistema debe ser proactivo tanto en promover campañas de concienciación como en fomentar la actualización de las cartillas de vacunación.
7. Priorizar que una mayor transparencia en los indicadores de seguimiento tanto de la pandemia como del impacto que ésta está teniendo en las listas de espera, especialmente a los pacientes con patologías crónicas.
8. Los centros de día y centros de rehabilitación son fundamentales para que las personas vulnerables no sigan empeorando, con deterioro cognitivo y de movilidad. Es necesario que puedan mantener su actividad, por lo que hay que trabajar con ellos para conseguir que sean espacios seguros y libres de la Covid-19.
9. Regular e impulsar el teletrabajo para las personas con enfermedad crónica. Cuando no sea posible, se debe tener en cuenta a las personas de riesgo y establecer un entorno seguro.
10. Garantizar una vuelta al colegio segura, con especial atención en los niños de riesgo, y aquellos que conviven con un familiar también vulnerable, que además deben poder acceder a sus terapias en el centro escolar. La escuela debe adaptarse a las necesidades de cada familia para no dejar a nadie fuera del sistema. En estos momentos se hace más patente la necesidad de incorporar la figura de la enfermera escolar en todos los centros.