El brote de coronavirus se desató en Wuhan cuando en la ciudad hacía frío y la contaminación era, como habitualmente, muy elevada. A medida que se ha ido propagando de unas regiones a otras, se ha estado investigando si, como ocurre con otros virus, el COVID-19 es estacionario, es decir, si las condiciones meteorológicas influyen en una medida considerable en la velocidad a la que se expande.
El estudio que acaba de publicar la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) llevado a cabo con el Instituto de Salud Carlos III concluye que sí, hay tres factores ambientales que sí deben tenerse en cuenta en la propagación de este virus: la temperatura, la humedad y la contaminación.
Para ello han comparado el índice de incidencia en 17 Comunidades Autónomas –contagios nuevos diario por cada 100.000 habitantes– con la temperatura promedio en estas regiones en el mismo periodo de tiempo, desde el 26 de marzo hasta el 5 de abril.
En los siguientes gráficos se aprecia la correlación que se ha observado en repetidas ocasiones entre temperatura y contagio, siendo más los casos nuevos registrados en las zonas donde ha hecho más frío como Madrid y Castilla y León, en contraposición con Andalucía o Canarias, donde los datos no son tan drásticos.
Otros estudios ya habían apuntado a esta posibilidad previamente. Un grupo de virólogos de la Universidad de Maryland analizó las condiciones en países tanto duramente afectados por el coronavirus como el nuestro, como otros donde la incidencia ha sido mucho menor, para comparar cómo pueden influir tanto la temperatura como la humedad en su propagación. En los que respecta a la humedad relativa las conclusiones no fueron muy claras, puesto que en las zonas donde no había tantos casos el porcentaje de humedad era similar, pero se observó una tendencia evidente en la temperatura:
No obstante, muchos científicos no se tiran a la piscina en este respecto. Una investigación de un grupo de expertos del MIT (Massachusetts Institute of Technology) aclaraba que no había un resultado claro por el momento, puesto que hay muchas variables a tener en cuenta. Coinciden en que los casos son mucho más numerosos en las latitudes entre 30 y 50N que en aquellas entre 0 y 30N, pero recalcan que puede deberse a que se realizan más test en las zonas comprendidas en el primer rango.
Lo que han observado la Aemet y el Instituto Carlos III respecto a la humedad es que, probablemente, la alta humedad podría reducir significativamente la transmisión del virus. Y en el caso de la contaminación atmosférica, concluye, una elevada concentración de material particulado PM10 podría agravar la enfermedad una vez contraída.