El Hospital Vall d'Hebron de Barcelona alberga la UCI más grande de España, que ha acogido a más de 330 camas en las última semanas. No pueden olvidar el terrible mes de marzo que han tenido que pasar en el que cada hora entraba un paciente infectado por coronavirus. 47 fisioterapeutas, 7 terapeutas ocupacionales, 6 logopedas y 22 médicos rehabilitadores que tratan a pacientes tanto en el pabellón como dentro del centro sanitario y que ahora se enfrentan al reto de las secuelas de los afectados y también al temor de un nuevo rebrote. "En solo tres días la UCI multiplicó por cinco su capacidad, ya no éramos corredores de fondo sino de 100 metros lisos".
Vall d´Hebron es el centro sanitario que más casos de Covid-19 ha atendido en Cataluña durante la pandemia y en los peores picos de la misma ha llegado a tener ingresados en la UCI a más de 283 pacientes críticos. En tres meses han ingresado a 2.200 pacientes por COVID en el centro. Toda una carrera de fondo aunque a veces pareciera más una carrera de cien metros lisos, recuerda María José Abadía, subdirectora de Medicina Asistencial del hospital barcelonés.
Ellos fueron los primeros en darse cuenta del cambio en los contagios, cuando en vez de casos individualizados, empezaron a llegar a la UCI familias enteras que se contagiaban en sus casas, uno de los focos más preocupantes del virus ahora en plena desescalada. Ahora que quedan 20 pacientes hospitalizados y 9 en la UCI tampoco se pueden tomar un respiro porque ya hay expertos que temen un rebrote antes de tiempo, como está ocurriendo en China, espejo en el que debemos mirarnos para saber cómo evoluciona el virus.
Ahora que España abre piscinas y permite vuelos de turistas para no acabar de matar una economía en estado crítico, la realidad es que en Pekín se vuelven a proteger para evitar un rebrote para el que las residencias advierten que seguimos sin estar suficientemente preparados. Miriam recuerda a los que no han tenido el final que esperaban. Ahora respiran, pero para coger fuerza. Es lo mismo que recordaban los miembros de la UCI de la Clínica Universidad de Navarra, que aún recordaban las imágenes de los enfermos al cerrar los ojos.