Con el coronavirus extendido por todo el mundo, existía el temor de los expertos a que esta temporada de la gripe afectase por partida doble a la población y que se colapsaran aún más los centros hospitalarios. Afortunadamente, parece que gracias a las restricciones, esta temporada de gripe no está siendo tan intensa como se esperaba. Sin embargo, esto puede traer problemas en el futuro, según señalan los expertos.
Según los datos del Centro de Investigación y Vigilancia del Royal College of GPs, recogidos por Daily Mail, el número de pacientes que consultan a los médicos de cabecera con síntomas de gripe es un 95% más bajo de lo normal en Inglaterra.
La mala noticia de esta buena temporada son los problemas que puedan derivarse en un futuro. Según los expertos, el próximo invierno podría haber un aumento de las infecciones por gripe.
Además, como recoge el medio británico, la falta de virus circulante podría ser un problema también para el desarrollo de una vacuna totalmente eficaz contra la gripe el próximo invierno.
La gripe se transmite de la misma manera que el coronavirus, a través de pequeñas gotículas que se liberan al aire al toser y estornudar, o cuando estamos en contacto con alguien que tiene el virus.
Por tanto, muchos expertos están de acuerdo: la baja gripe registrada este año no significa que vaya a registrarse los próximos años. Cuando poco a poco se vayan aliviando las medidas de distanciamiento y se vuelva a la normalidad, el virus de la gripe regresará, y puede que lo haga de manera más fuerte el próximo otoño.
La COVID-19 ha propiciado un notable aumento en la cifra de personas vacunadas frente a la gripe en la campaña de vacunación 2020-2021, según datos recopilados por El Gripómetro, el estudio demográfico sobre vacunación antigripal que realiza Sanofi Pasteur cada año. En concreto, el 68,2 por ciento de los mayores de 65 años se han protegido de la gripe esta campaña en comparación con el dato oficial de la anterior de 54,6 por ciento, y entre las embarazadas y enfermos crónicos de todas las edades, la población protegida ha pasado de un 39,4 por ciento al actual 61,8 por ciento.
Al preguntarles por las motivaciones en la toma de esta decisión, 8 de cada 10 nuevos vacunados entre la población general y 4 de cada 10 entre los profesionales sanitarios reconocen la influencia que ha tenido la pandemia en su decisión. Los principales motivos para hacerlo han sido la posible protección que pudiera ofrecer la vacuna de la gripe frente a la COVID-19, evitar que la gripe agrave el estado de salud en caso de contagiarse del nuevo virus y ayudar a no confundir los síntomas entre ambas enfermedades. En el caso de los sanitarios, proteger su estado de salud, evitar el colapso del sistema sanitario ante nuevos rebrotes de la COVID-19 y no contagiar a sus pacientes han sido las razones principales.
La pandemia ha incidido positivamente en la concienciación sobre la necesidad de protegerse de la gripe, una enfermedad que, en un año normal, es responsable de hasta 50.000 hospitalizaciones y de entre 3.900 y 15.000 muertes en España. Las respuestas recogidas por El Gripómetro indican que una parte importante de los nuevos vacunados, 6 de cada 10, mantendrán el hábito en las futuras campañas.
Entre los profesionales sanitarios, el 71,6 por ciento de los encuestados afirma que una vez que la pandemia esté controlada se seguirán vacunando. Sin embargo, la tarea de concienciación sobre los riesgos de la gripe y sus consecuencias debe continuar, pues solo el 17,3 por ciento de los encuestados la percibe como una enfermedad grave y que puede ocasionar la muerte.
Entre los mayores de 65 años, uno de los colectivos de mayor riesgo, la ratio de vacunación ha sido del 68,2 por ciento, frente al 54,6 por ciento de cobertura de vacunación antigripal de la campaña anterior. Destacan las comunidades autónomas de La Rioja, Navarra y Castilla y la Mancha que sí han logrado superar la ratio fijada, con coberturas del 80,6 por ciento, 78,1 por ciento y 75,2 por ciento, respectivamente.