La Generalitat ha planteado al Gobierno central el uso obligatorio de mascarilla en toda Cataluña aún cuando haya distancia de seguridad. Fernando Simón dijo ayer que en la comarca de la Segià se debería haber actuado antes. Ya hay casi 60 hospitalizados y el Govern busca médicos y sanitarios para reforzar la plantilla del hospital, al borde del colapso.
La Generalitat considera que los brotes de coronavirus se están controlando. Sin embargo, Fernando Simón, dijo ayer que que se debería haber actuado antes en el foco de la comarca de Segià, que ha confinado a 200.000 personas, que solo pueden salir para trabajar o por causa de fuerza mayor.
El director del Centro de Alertas Sanitarias recordaba que desde el decaimiento del estado de alarma la responsabilidad de tomar las medidas necesarias para contener la enfermedad recae en las CCAA y advertía de que si las regiones no toman las medidas contundentes sería el Ejecutivo quien tome medidas drásticas y supracomunitarias.
En ese sentido la consejera de Salud, Alba Vergés, ha explicado esta mañana en una entrevista radiofónica que la Generalitat propondrá al Gobierno que el uso de la mascarilla sea obligatorio el toda Cataluña se pueda o no mantener la distancia de seguridad.
Hay casi 60 personas ingresadas en el Hospital Arnau de Villanova, de Lleida, donde se han habilitado dos plantas para estos enfermos de COVID-19. Además, el Govern busca refuerzos sanitarios y pide médicos voluntarios que quieran ir a trabajar a la zona. Los contagiados se han duplicado en las últimas horas y se prevé que aumenten en los próximos días, hasta que hagan efecto las medidas adoptadas esta semana como el confinamiento de la comarca.
La comarca de Segrià tiene más de medio millar de contagiados, 15 brotes, 57 hospitalizado, ocho de ellos en la UCI en el hospital al límite de su capacidad.
Hay controles policiales para garantizar el aislamiento de la comarca. La mayoría de contagios se han producido entre los temporeros que trabajan en la zona pero también en reuniones familiares. Ahora el perfil de los nuevos contagiados cambia: es gente más joven a quienes las autoridades piden que reduzcan sus desplazamientos.