La pandemia de coronavirus ha dejado paralizada durante muchos meses la economía mundial, pero también ha tenido efectos positivos en ciertas empresas, las cuales están invirtiendo sus conocimientos y sus recursos financieros y humanos para descubrir tecnologías que ayuden a superar esta crisis. Un claro y gran ejemplo es el de la empresa suiza Livinguard, que ha desarrollado una mascarilla antiviral y antibacteriana. Su producto final es el resultado de más de 65.000 experimentos y 100 patentes.
Investigadores de la Universidad Libre de Berlín han podido demostrar que los textiles tratados con tecnología Livinguard para estas mascarillas pueden destruir el 99,9% del covid-19. Estos resultados científicos siguen a hallazgos similares de la Universidad de Arizona, en Tucson (EEUU).
La mascarilla está compuesta por tres capas de textil que conforman cinco niveles de protección. Hay tres modelos: Street, Pro y Ultra, cada uno con unas prestaciones en función del riesgo de exposición al virus. Para el día a día, la más indicada es la del modelo Street (calle). "Los textiles en estas mascarillas pueden desactivar constantemente los virus exhalados y pueden hacer que el manejo de las mismas sea aún más seguro en general", afirma el profesor Uwe Rösler.
La mascarilla antivirus, que se puede adquirir en la tienda online de la empresa de tecnología sanitaria WingGuard, con sede en Colonia (Alemania), está tratada con un método patentado que recubre su superficie de policationes. Este revestimiento tiene una carga eléctrica positiva. En cambio, la envoltura de los virus tiene una carga negativa. Al entrar en contacto con la superficie del tejido, la envoltura vírica se destruye y se abre, por lo que el virus ya no puede infectar.
Estas mascarillas han sido desarrolladas por un empresario indio llamado Sanjeev Swamy. Adecuadas para mayores de 8 años y fabricadas con un alto porcentaje de algodón, pueden reutilizarse durante seis meses o hasta 210 veces sin que su sistema de 'destrucción' se vea mermado. A diferencia de las soluciones basadas en metales pesados, como plata, zinc y cobre, se ha descubierto que la tecnología Livinguard ha sido certificada como no tóxica y segura tanto para la piel como para los pulmones.