Cada año por estas fechas el mismo lío: ¿Era adelantar o atrasar? Toca mover las manecillas del reloj para ajustarnos al horario de invierno, de manera que nos ajustemos también a las horas de sol. Esta acción que parece una nimiedad de primeras afecta a nuestro cuerpo instalando una especie de pequeño efecto ‘jet lag’. Te contamos cuándo se cambia la hora en España y cómo nos influye.
La hora se cambia siempre el último domingo de marzo, para adaptarnos al horario de verano, y el último domingo de octubre, para adaptarnos al de invierno. Este año lo haremos el 25 de octubre, cuando a las 3:00 pasarán a ser las 2:00 horas. A partir de entonces, amanecerá y anochecerá más temprano.
La práctica de adelantar y atrasar la hora se generalizó durante la Primera Guerra Mundial para reducir las horas de luz artificial y ahorrar en consumo de carbón, ya que este debía destinarse a la guerra. Su utilidad hoy en día es tema de debate. En 2015, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) publicó datos que constataban un ahorro del 5% en España, que se traducía en 300 millones de euros. Pero desde entonces no existe información que confirme que sigue siendo así.
En septiembre de 2018, la Comisión Europea propuso acabar con el cambio de hora el año siguiente. Realizó una encuesta pública en la que participaron 4 millones y medio de personas, y el resultado fue que el 84 % de los europeos no quería seguir cambiando la hora. En el caso de España, el porcentaje fue del 90 %. No obstante, ningún estado miembro tiene obligación de decidirse por el horario de invierno o verano hasta 2021.
Hay estudios y opiniones para todos los gustos. Hay quien dice que cambiar la hora es saludable y hay quien argumenta que es perjudicial para la salud. Lo que está claro es que afecta en cierta medida, durante unos días o una semana, a nuestro cuerpo.
Jugar con la hora afecta a nuestro reloj biológico, a nuestros biorritmos. Es algo así como un reloj interno que, al ser modificado, puede hacer que nos sintamos más cansados, que tengamos cambios de humor, fatiga, que nos cueste más concentrarnos, e incluso puede dar lugar a problemas de estómago, migrañas o dificultad para dormir.
Aunque hay que recalcar que, “en términos generales, el cambio de hora representa para el organismo un obstáculo menor”, informa el Instituto del Sueño. Quienes más tardan en adaptarse son, como excepción, son las personas mayores de 50 años y los niños.
El ‘motor’ de los ritmos circadianos es la melatonina, la hormona del sueño. La melatonina se regula en gran medida por la luz.
Por tanto, algo fundamental para adaptarse al cambio de hora es evitar las siestas y acostarse un poco antes. "Al cambiar la hora, si días antes te acuestas antes, el cambio brusco de una hora lo vas haciendo durante cuatro días y el cerebro se autoajusta", aconsejó previo al cambio de hora de marzo el doctor Ferrán L. Tognetta, de DKV Seguros. Para hacerlo más fácil, evita usar el móvil, ordenador o tablet antes de meterte en la cama.
También se recomienda hacer algo de ejercicio. Esto ayudará a combatir trastornos del sueño, tan frecuentes en España, y nos hará llegar más agotados a la noche. Eso sí, no se debe hacer a última hora de la tarde porque puede tener efecto contrario y ‘activarnos’, causando insomnio.
Por último, debemos procurar comer en la justa medida, acostándonos llenos pero no hinchados, y no cenar demasiado tarde. Está demostrado que los alimentos ligeros son mejores para conciliar el sueño.