Desde enero, el coronavirus ha experimentado al menos seis cambios importantes en sus genes que han aumentado su capacidad de infectar y de "escape inmune" (su capacidad para escapar de la detección y ataque del sistema inmune humano), según un estudio elaborado por dos importantes institutos de investigación de epidemias de China.
Según la investigación del Laboratorio Estatal de Enfermedades Respiratorias en Guangzhou y el Centro Clínico de Salud Pública de Shanghai, el virus podría extenderse en el tiempo más de lo esperado. También se precisó que la mayoría de estas cepas mutadas ocurrieron en América y Europa. Las conclusiones se publicaron este martes en un artículo no revisado por pares en la plataforma de preimpresión bioRxiv.org, según recoge SCMP.
El coronavirus usa la proteína espiga para infectar células humanas. La proteína espiga se une con una molécula llamada ACE2 en las células huésped. Los profesores Qiu Tianyi y Leng Qibin identificaron tres mutaciones que mejoraron la fuerza de unión. Un cambio en el gen N439K, por ejemplo, agregó un enlace químico entre el ACE2 y la proteína espiga. Estas mutaciones fueron similares a las que se produjeron en el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y la gripe, que esquivan el ataque inmunitario con una mutación rápida.
"Incluso si se desarrolla una vacuna efectiva, las mutaciones de tendencia de escape inmune causarían la ineficiencia de la misma en poco tiempo. Podemos esperar que el desarrollo de la vacuna se convierta en un trabajo cíclico ... al igual que en el caso del virus de la influenza", dijeron Qiu y Leng.
Los Estados Unidos y Gran Bretaña son los dos principales focos de mutación en este momento, según el estudio. En estos países, se han producido miles de cambios en cada uno de los genes que afectan la infectividad del virus y el escape inmune.
Algunos estudios anteriores habían encontrado que un adulto promedio tenía un "resfriado" causado por otros coronavirus cada dos años. La respuesta inmune podría haber aprendido de estas infecciones anteriores e imponer una presión selectiva sobre algunos genes comunes que impulsaron la rápida evolución de Sars-CoV-2, según los investigadores chinos.
Un estudio anterior realizado por científicos estadounidenses estimó que la pandemia terminaría el próximo año si los humanos pudieran establecer una inmunidad duradera contra el virus. Sin embargo, si la inmunidad durara poco, el brote volvería todos los años, apuntaron los investigadores dirigidos por el profesor Marc Lipsitch de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard en un artículo publicado en la revista Science el mes pasado.
Un equipo de investigación en Wuhan informó el martes que no pudieron encontrar anticuerpos duraderos entre los trabajadores médicos expuestos al virus en la etapa inicial del brote. Advirtieron que los humanos nunca podrían desarrollar inmunidad contra Covid-19