La inmunidad se define como el estado de resistencia natural o adquirida que poseen algunos organismos frente a una determinada enfermedad o al ataque de un agente infeccioso o tóxico. El sistema inmune, a raíz de la pandemia por coronavirus, ha cobrado mayor protagonismo a medida que avanzaba la emergencia sanitaria, que todavía vivimos.
Sanidad señaló que solo un 5% de la población española está inmunizada ante el coronavirus (que tiene anticuerpos). Pero la inmunidad no es solo eso, tal y como explica a Informativos Telecinco el doctor especializado en inmunología del hospital 12 de Octubre, Daniel Pleguezuelo. El 95% de la población restante no quiere decir que no tenga inmunidad, lo que pasa es que se desconoce, podrían tener la llamada inmunidad celular. Los virólogos llevan semanas asegurando que hay que conocer tanto la inmunidad de anticuerpos como la celular.
"Quizás las pruebas de inmunidad celular sean más fiables que los test de anticuerpos, que son poco fiables, pero esto se tiene que basar en datos, que no hay. Con las pruebas de inmunidad celular esperaríamos encontrar más pacientes que con las técnicas de anticuerpos, pero es una suposición. Además, la fiabilidad de este tipo de técnica no la podemos conocer hasta que no la ejecutemos, cosa que no hemos hecho", aclara el doctor.
Para comprender lo que demandan los virólogos, es necesario diferenciar los dos tipos que tenemos de inmunidad: la innata y la adaptativa (que comprende la humoral y celular). El estudio de seroprevalencia desarrollado por Sanidad solo mide el nivel de anticuerpos contra el SARS-CoV-2, la inmunidad humoral. Faltaría, por tanto, conocer la celular, para completar el estudio de la inmunidad adaptativa.
"La interpretación que podemos hacer de un paciente en el que encontramos evidencias de la inmunidad celular, respecto a la de anticuerpos (humoral), está todavía por construir. No sabemos qué nos vamos a encontrar. Las personas que tienen una respuesta correcta, a través del sistema inmune, pueden comportarse incluso de manera asintomática. Cuando el sistema inmune falla, no falla en el sentido de "no soy capaz de generar una respuesta", sino en el de "no estoy generando la respuesta adecuada". Es aquí cuando vienen los problemas: puede aparecer trombosis a largo plazo, anticuerpos dirigidos frente a cosas propias, denominado autoinmunidad, o el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, que es la clínica mayoritaria por la que los pacientes ingresan y precisan cuidados", comenta Pleguezuelo sobre la importancia de conocer la inmunidad celular.
"Hemos solicitado financiación en el marco de un proyecto más grande para la realización de estas medidas de inmunidad celular específica. Hay varias formas de hacerlo: hay alguna que se puede 'medio' adaptar de una fórmula comercial y hay otras que son más 'caseras'. El problema es que no hay ningún estudio para basar nuestras observaciones sobre la presencia o no de anticuerpos, la presencia de anticuerpos a partir de determinado día de la infección y antes no... Las posibilidades están abiertas. Es muy interesante conocer cuál puede ser la correlacion entre la inmunidad celular, específica para este virus, y las manifestaciones clínicas", añade el doctor del servicio de Inmunidad del hospital 12 de Octubre de Madrid.
"La inmunidad innata es un tipo de clasificación de células y proteínas del sistema inmune que hace referencia a una serie de propiedades. Muchos glóbulos blancos y proteínas son células de la inmunidad innata (aunque no hace falta tampoco que sean glóbulos blancos). Cualquier barrera del organismo ya se considera de inmunidad innata. Las células de un epitelio, por ejemplo, células que tapizan los tejidos, producen señales de estrés, citoquinas o defensinas, que ayudan a atraer a células de la inmunidad. Toda respuesta que es inmediata (ante gérmenes o agresiones de patógenos, de manera poco específica) es innato", aclara el doctor.
"La inmunidad adaptativa comprende un grupo de células, entre ellos los linfocitos T o B, que, a diferencia de la inmunidad innata, su activación es más tardía: una semana o dos semanas, depende de la respuesta, en hacer una respuesta eficaz. Las respuestas que hacen son específicas y ocurre el fenómeno que llamamos memoria inmunológica", precisa el experto.
"Hay refranes y canciones en las que puedes escuchar "lo que no te mata te hace más fuerte". Esto es el principio de la inmunidad adaptativa. Si ocurre una infección y tienes tiempo suficiente para que tu sistema inmune adaptativo funcione, la respuesta que vas a tener es mucho mejor ante sucesivos siguientes contactos con el mismo germen que la primera vez que te has enfrentado. El sistema inmune se entrena y la respuesta va a diversificarse: se van a tomar una serie de decisiones que permitirán que gérmenes parecidos también se puedan combatir con este tipo de respuestas", explica Pleguezuelo.
"No todos los tipos de respuesta celular son iguales y no todos los tipos de respuesta humoral son iguales. Cuando se producen alergias se producen anticuerpos que se denominan IGE. En otros casos, las personas producen otros tipos de anticuerpos frente a otros antígenos. Dependiendo de cómo se presente el germen o antígeno, y el medio en el que ocurre esa presentación, el sistema inmune va a tomar decisiones que pueden favorecer o perjudicar", asegura.
"Es importante conocer la inmunidad de grupo mediada por anticuerpos de la población. Quién ha estado en contacto y, sobre todo, qué parte de la población está en riesgo. Si hubiera habido un 70% de personas contagiadas, habría inmunidad de grupo. Todas esas personas que han desarrollado esa inmunidad adaptativa, esa memoria inmunológica, van a impedir que otras personas se puedan contagiar si hay un nuevo brote (rebrote). Desde que surgió la pandemia buscamos estrategias de vacunacion universal", añade.
"A ojos de la salud pública, que una persona tenga inmunidad celular o tenga inmunidad humoral, es indistinto. Inmunidad celular se refiere a mecanismos que ha activado la respuesta inmune adaptativa. Siempre que ocurre una exposición a un germen, se generan varios tipos de respuesta. Los linfocitos T llevan a cabo la inmunidad celular y los linfocitos B, que también son células, llevan a cabo la inmunidad humoral (producción de anticuerpos o inmunoglobinas). Cuando queremos hacer distinciones es complicado", explica.
"A ojos del inmunólogo, aunque no tenemos datos acerca del comportamiento de la inmunidad celular, lo esperable es que una persona que ha superado la infección, o que ha estado en contacto, aunque sea de manera asintomática, ha activado todas las rutas que debería activar un germen: generar memorias de linfocitos T y anticuerpos con linfocitos B, es decir, tener inmunidad de ambos tipos, celular y humoral", destaca.
"Sin embargo, algunos casos muy concretos de pacientes que presentan inmunidad muy disminuida, a lo mejor no tienen inmunidad celular. Pueden ser aquellos que han estado ingresados en hospital, que han tenido un grado de compromiso con el sistema inmune muy grave (linfopenia, bajos linfocitos), o que se les ha administrado fármacos inmunosupersores. Aquí no podemos asegurar que la inmunidad celular haya ocurrido y el paciente tenga la mencionada memoria celular", concluye. La respuesta total de la inmunidad ante el coronavirus sigue siendo todo un misterio.