La pandemia del Covid-19 comenzó hace seis meses en la ciudad China de Wuhan y a día de hoy ya ha registrado 5,5 millones de casos positivos y cerca de 350.000 fallecimientos en el mundo.
España ha sido uno de los países más azotados por la pandemia del coronavirus. Más de dos meses después de que se decretara el estado de alarma en nuestro país, el 14 de marzo, se han confirmado 236.000 casos y se han registrado 28.773 muertes. Siendo cifras elevadas, son una infraestimación del número real, ya que no se han realizado pruebas diagnósticas en muchos casos sospechosos.
¿Puede haber personas inmunes?
En esta situación es imperativo conocer cuánta gente se ha infectado. Y, sobre todo, saber si eso les confiere inmunidad protectora. ¿Pero qué sabemos al respecto?
Los tests de anticuerpos permiten conocer quién se ha infectado y quién no. Son diferentes de las pruebas de PCR, que diagnostican casos activos, esto es, personas que en ese momento replican el virus y son contagiosas. Generalmente ese periodo no va más más allá de 10 días. Se conoce como '3+7 rule', es decir, contagiosidad 3 días antes de los síntomas y 7 días después del inicio. En ese periodo los infectados pueden transmitir el virus a otros. Una vez curados, casi todos los pacientes desarrollan anticuerpos.
La experiencia con otros coronavirus humanos es que los seropositivos están protegidos, al menos por un tiempo (2-3 años), y ya no contagian a nadie. Para confirmar si eso mismo sucede con el SARS-CoV-2, un estudio recién publicado en la revista 'Science' ha examinado el grado de protección frente al nuevo coronavirus en macacos. Y hay buenas noticias: concluye que la infección inicial elicita anticuerpos que son neutralizantes y protegen de una segunda exposición al virus.
Por tanto, no hay que temer reinfecciones y hay esperanza razonable para una vacuna inmunoprotectora.
Los resultados de los primeros estudios de anticuerpos arrojan resultados dispares en diferentes lugares del mundo. En el estado de Nueva York, donde la pandemia ha sido intensa, un estudio de más de 3.000 ciudadanos ha registrado tasas de anticuerpos del 14% en la población, siendo hasta del 21% en Manhattan y aún mayor en el Bronx.
También disponemos de datos de California, en la otra costa de Estados Unidos: la tasa de anticuerpos en Los Ángeles fue del 4,6%.
En Europa, la estimación de personas infectadas se ha realizado de modos distintos. En Francia se han comunicado tasas de infección del 4,4%, aunque en París ascienden al 10%. En España, el gobierno ha dado a conocer los resultados preliminares del estudio ENE-COVID-19, que ha examinado la presencia de anticuerpos en más de 60.000 personas distribuidas por todo el país. La prevalencia global ha sido del 5%, aunque en grandes ciudades como Madrid supera el 11%.
Aunque los datos de seroprevalencia para el nuevo coronavirus muestran variaciones significativas de un lugar a otro, incluso dentro de un mismo país, podemos concluir que la mayoría de la población aún no se ha infectado. Dicho de otro modo, es susceptible de enfermar si se expone al coronavirus.
El coronavirus es ante todo una crisis sanitaria. A pesar de ello, el virus ha traído graves consecuencias económicas y sociales, pero no se trata de alargar el confinamiento para salvar vidas o retomar la economía para salvarla. Se trata de recuperar la normalidad a la vez que se debe de proteger a los más vulnerables. Las víctimas mortales de Covid-19 han sido en más del 75% de los casos personas de más de 75 años, muchos de ellos en residencias de mayores.Para el resto de la población, la mortalidad por Covid-19 es inferior al 0,5%.
El regreso progresivo del trabajo se ha tenido que hacer bajo las nuevas costumbres en el camino a la 'nueva normalidad'. Recordemos que el tamaño del inóculo viral es probablemente el principal determinante de infectividad y, en gran medida, también de gravedad del Covid-19. Parece que hasta un 80% de infecciones han sido producidas por solo un 10% de infectados. Si hay distanciamiento social y actividades en espacios abiertos, las tasas de transmisión (R0) caerán por debajo de 2, de modo que bastará una inmunidad de grupo ('de rebaño') por debajo del 50% para controlar la epidemia.
Un grupo de expertos alemanes concluyó hace unos días que una estrategia de “contención adaptativa” puede ser la mejor forma de afrontar el futuro inmediato. Señalaron tres prioridades:
Dado que el nuevo coronavirus se replica en la cavidad oral y hay altas concentraciones de virus y anticuerpos (IgG e IgA) en la saliva, parece prioritario desarrollar pruebas diagnósticas en la saliva. Deben ser test rápidos, que proporcionen resultados en 10-15 minutos y se puedan repetir periódicamente, sobre todo si ha habido exposición de riesgo o aparecen síntomas sospechosos.
Por último, esos test deberían ser baratos y ponerse a la venta en farmacias, como los de embarazo o los del VIH.