Los meses de verano son sinónimo de altas temperaturas y más actividad física, por lo que hidratarnos en mayor medida de lo habitual se convierte en una necesidad para mantener nuestra salud en perfecto estado. Por eso nuestro cuerpo nos suele demandar productos más frescos y ricos en agua, que nos ayuden de forma natural a suplir esa necesidad extra. Y es que no todo tiene por qué consistir en beber: existen muchos alimentos altamente hidratantes y nutritivos que pueden ayudarte en esta tarea. ¿Cómo hidratase en verano con lo que comemos?
En verano, en gran parte debido a las altas temperaturas, es frecuente que nuestro apetito disminuya y que nuestro cuerpo nos pida más productos frescos y fríos para no sentirnos tan pesados y aliviar la sensación de calor o hinchazón. Por eso, las cremas frías, las ensaladas y, en general, las preparaciones a baja temperatura, triunfan durante estos meses.
También las frutas de verano (melón, sandía...), altamente hidratantes, y productos como el tomate, con un gran poder antioxidante. Este tipo de alimentación nos ayuda a mantener una hidratación adecuada, pero es importante saber cuáles son los que más agua aportan a nuestro organismo para usarlos en nuestro favor.
La clave está en aportar a nuestro cuerpo una gran cantidad de agua y no dejar de lado la importancia de los nutrientes, entre ellos vitaminas y antioxidantes, muy necesarios durante estos meses. Aunque el agua no es nutritiva, sí es imprescindible y constituye la principal fuente de hidratación, por lo que se recomienda beber al menos dos litros de agua al día, sin esperar a tener sed y aproximadamente cada dos horas.
Si las temperaturas son muy elevadas, no está de más aumentar la ingesta hasta los 3 litros, teniendo en cuenta que también cuentan como tal las infusiones, los zumos y licuados, los batidos naturales, las sopas o caldos fríos... por lo que puedes recurrir a ellos para que tu hidratación sea más divertida... y más nutritiva.
En este sentido, los nutricionistas recomiendan consumir más frutas y verduras, teniendo en cuenta su aporte en vitaminas. Por ejemplo, la sandía, una de las frutas por excelencia cada verano, está compuesta por un 95 por ciento, seguida del melón. En general, las frutas de verano (melocotón, cerezas...) nos ayudarán a recuperar líquidos de forma sana.
Los frutos rojos, por su parte, son ricos en antocianinas, compuesto que disminuye la presión arterial y que nos ayuda a reducir la temperatura corporal de forma natural. En cuanto a las verduras, el tomate, el pepino, la lechuga, las zanahorias y las espinacas, el calabacín o la berenjena son perfectas para el verano, y lo mismo se aplica al brócoli y al aguacate.
En general, beber abundante agua no es el único hábito que debe incorporarse: combatir el calor con una hidratación a todos los niveles es la clave para refrescarnos aportando a la vez a nuestro cuerpo todas las sustancias que necesita, teniendo en cuenta que durante el verano puede ser necesario aumentar su ingesta para que nuestro organismo funcione como un reloj.