Las alergias tienen mucho que ver con la primavera si tenemos en cuenta que se trata de una época marcada por la floración y el aumento de la cantidad de polen en suspensión, pero existen otros tipos de alergias que no conocen de estaciones. Es el caso de las alergias a los alimentos. En mayor o menor medida, y sin que tengamos claros los motivos, es posible reaccionar a determinadas sustancias por mucho que éstas no resulten a priori perjudícales e incluso aunque nos encante su sabor. ¿Cuáles son las alergias a los alimentos más recuentes? ¿Son peligrosas? ¿Cómo actuar en caso de reacción alérgica a un alimento?
Nuestro organismo necesita alimentos para desarrollarse y sobrevivir, pero también es cierto que los alimentos no dejan de ser sustancias ajenas a nuestro cuerpo y que éste puede reaccionar de distintas maneras ante su ingesta o incluso ante el simple contacto con ellos. Normalmente nuestro sistema inmunitario tolera los alimentos, pero en determinados casos se producen alergias a los alimentos.
Esto significa que nuestro cuerpo interpreta ese elemento concreto como una amenaza, reaccionando frente a él y generando en el proceso una serie de reacciones alérgicas que pueden ser de mayor o menor gravedad.
Tal y como recuerda Fundación BBVA en su Libro de las enfermedades alérgicas, bajo el concepto de alergia alimentaria se pueden englobar reacciones a alimentos producidas por diferentes mecanismos inmunológicos. Así, "el tipo de respuesta más frecuente y mejor conocida es la mediada por anticuerpos del tipo IgE (inmunoglobulina E), que produce reacciones inmediatas".
También existen respuestas inmunológicas mediadas por células, en ocasiones asociadas a respuestas de tipo IgE que provocan manifestaciones tardías, generalmente cutáneas (dermatitis atópica) o digestivas (enfermedades digestivas eosinofílicas y enteropatías por proteínas de la dieta, dentro de las cuales se encuentra la enfermedad celiaca).
Además, los alimentos pueden provocar reacciones alérgicas mediadas por IgE tras su contacto con la piel o tras exposición por vía respiratoria —que se manifiestan como urticaria o dermatitis, y como rinitis y asma, respectivamente—, y que generalmente suceden en el medio laboral.
Por otro lado, es importante distinguir entre alergia e intolerancia: mientras que la primera tiene que ver con el sistema inmunológico, la segunda tiene que ver con el aparato digestivo. El ejemplo más claro es el de la leche.
En cuanto a los alimentos que con mayor frecuencia inducen reacciones alérgicas, encontramos los siguientes:
Por otro lado, la leche de vaca y el huevo son los alimentos que más frecuentemente producen alergia en los niños en todos los países occidentales. Eso sí, en la mayoría de los casos la alergia desaparece poco a poco y se genera tolerancia a lo largo de la infancia, de modo que "estos dos alimentos raramente provocan reacciones alérgicas en los adultos".
En el caso concreto de nuestro país, los alimentos que más alergia provocan en España entre los niños menores de 5 años son la leche y el huevo y, a partir de esa edad, las frutas frescas y los frutos secos, seguidos por los crustáceos. Dentro de las frutas frescas, el melocotón es el principal, seguido del melón, la sandía y el plátano. Entre los frutos secos, la nuez produce reacciones con más frecuencia que la avellana.
Sobre las alergias a pescados y legumbres (lenteja, garbanzo, guisante), es más frecuente en España que en otros países de nuestro entorno.