¿Qué es el SIBO? ¿Por qué ahora tanta gente está diagnosticada de este trastorno digestivo? Pues bien, según varios estudios, se estima que el 22% de la población podría padecer sobrecrecimiento bacteriano, un hecho que les estaría causando una mala absorción de los nutrientes. Pero eso no significa que todo el mundo lo padezca. Tampoco que se haya puesto de moda. El SIBO existe desde hace muchos años, concretamente se estudia desde la mitad del siglo pasado. “La razón de que haya cada vez más gente diagnosticada también es el estilo de vida actual y las formas diagnósticas cada vez más utilizadas en casa. Esto también hace que haya mucho 'autodiagnóstico' y muchas veces erróneo”. Quien habla es Mireia Velasco, naturópata y psiconeuroinmunóloga (PNIE), dietista integrativa y autora del libro ‘Acaba con el SIBO’ (Rocaeditorial).
Esta naturópata sabe de lo que habla. Ella misma ha vivido en sus carnes problemas digestivos como estreñimiento crónico, candidiasis intestinal crónica, ovario poliquístico, SIBO, mil intolerancias y, lo peor de todo, una gran desconexión y cero autoestima. Todo ello la ha llevado a volcarse en su auténtica pasión: ayudar a las personas a mejorar su nutrición. De ahí que escribiera este manual donde despeja algunas de las incógnitas que a menudo se plantean sobre este trastorno digestivo.
Para empezar, podemos decir que el SIBO comparte muchos síntomas con el SII (síndrome del intestino irritable) y otras disbiosis por lo que muchas veces se pueden confundir. De hecho, el SIBO es potencialmente responsable de un gran porcentaje de los casos de SII. “Por eso, es importante recalcar la importancia de realizar un buen diagnóstico evaluando (por parte de un médico o profesional especializado) en profundidad síntomas, hábitos de vida en general, alimentación, etc., y no quedarnos únicamente con los test de aliento, que es la prueba más usada para diagnosticar”, explica al web de Informativos Telecinco.
Concretamente el SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth) es un tipo de disbiosis o desequilibrio en la microbiota intestinal que ocurre cuando hay un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, un lugar donde normalmente su número debería ser limitado. Pero no solo de bacterias, sino también de otros microbios distintos como son las arqueas o los hongos. “La manera en cómo se manifiesta el SIBO dependerá mucho del tipo, aunque de manera general los síntomas más característicos del SIBO son: hinchazón abdominal (a veces muy exagerada), exceso de gases (sin son con olor puede ser más un SIBO sulfuro de hidrógeno y si son sin olor más un SIBO metano), heces pastosas/diarrea (más en SIBO hidrógeno o SIBO sulfuro de hidrógeno), estreñimiento (más en SIBO metano) o alternancia de ambos, deficiencias nutricionales, intolerancias alimentarias, problemas en la piel, fatiga, etc.”, señala.
Tal y como explica esta dietista, el SIBO no es la causa sino una consecuencia que deriva de una serie de desequilibrios. Ella lo explica así: “Imaginemos un iceberg. La punta o parte visible sería el SIBO, pero la parte que no se ve y que es mucho más grande sería la base o realmente las causas del SIBO como por ejemplo: hipoclorhidria, deficiencia enzimática, estrés crónico y/o problemas emocionales no resueltos, falta de descanso, déficit nutricional, alimentación desequilibrada, otros tipos de desequilibrios o disbiosis intestinal, etc. En conclusión, el SIBO empieza cuando el equilibrio natural del sistema digestivo y de tu organismo se rompe, ya sea por una alteración en la motilidad intestinal, baja acidez estomacal, estrés prolongado, disbiosis o problemas estructurales en el intestino”.
Por lo tanto, para conocer las causas necesitamos un diagnóstico, a partir de ahí, el especialista nos dará una pauta para llevar a cabo el tratamiento. Pero, como explica, esta especialista cada persona puede tener un tratamiento en concreto. De manera general, el tratamiento se puede estructurar en tres fases:
Las personas que padecen SIBO deben seguir unas pautas alimentarias, se recomienda, por ejemplo, evitar alimentos como azúcares, harinas y carbohidratos refinados, alcohol, grasas hidrogenadas… y, en general, productos procesados.
“A partir de ahí, sobre todo en la fase inicial en donde eliminamos o restringimos de manera puntual, habrá que individualizar la adaptación de la dieta ya que dependerá del tipo de SIBO que haya o de la tolerancia que tengamos. De manera general, hay algunos alimentos peor tolerados según el tipo de SIBO: en el caso de SIBO hidrógeno o metano, serán los alimentos altos en FODMAP; en el caso del SIBO sulfuro de hidrógeno serán los alimentos ricos en compuestos azufrados y en el caso del SIFO los azúcares y carbohidratos refinados”, señala Mireia Velasco a la web de Informativos Telecinco.
A partir de esa fase de restricción, la idea es ir adoptando una alimentación variada, natural y alta en densidad nutricional o lo que viene siendo lo mismo, una alimentación antiinflamatoria. El cuerpo necesita nutrientes para sanar y este tipo de alimentación nos lo aporta.
Si hablamos de errores que cometen las personas con SIBO a la hora de tener hábitos de vida y alimentación, la nutricionista señala algunos de ellos: